A pesar de la gran reconfiguración que ha tenido la población Dominicana en términos del desbordado decrecimiento de la zona rural al compararla con la sobrepoblación que estamos viviendo en este momento en la zona urbana de nuestro país, se hace necesario regresar a uno de nuestros orígenes como sociedad y del cual por más que se haya pretendido, nunca podremos desvincularnos, esto es el campo.
Volver al campo puede solucionar diversos problemas que nuestra nación ha padecido durante décadas debido a la falta de verdaderas políticas públicas que le devuelvan las razones a los dominicanos para quedarse cultivando su tierra.
Entre esos grandes males que volviendo al campo podremos combatir se encuentra la inamovible tasa de desempleo de República Dominicana que durante los últimos 20 años ha rondado el 14%, pues la tierra es una fuente intensamente demandante de mano de obra.
A esta realidad se le agregaría la dinamización de una verdadera estructura agroindustrial para toda la nación, integrando así el sector de la Industria a la transformación inmediata y en el mismo lugar de producción de todos los rubros provenientes de las zonas agrícolas y con esto lograríamos la participación de los técnicos y profesionales que hoy a pesar de formarse viviendo en zonas rurales debe salir a las grandes urbes para poder emplearse.
Volver al campo significaría para República Dominicana crear las condiciones para convertirse en una potencia agropecuaria en condiciones de satisfacer las demandas de alimentos de otras partes del mundo especialmente Centroamérica y el resto de las antillas, con lo cual nuestro campo sería un generador acelerado de divisas para nuestra economía.