¿Volveremos a ser receptores de los hermanos boricuas?

¿Volveremos a ser receptores de los hermanos boricuas?

En la década del 30 del pasado siglo, en la región Este de nuestro país – y muy particularmente en San Pedro de Macorís – se vivieron etapas de gloria, de plena abundancia y estabilidad.

Petromacorisanos y vecinos disfrutaron lo que se conoció como “la danza de los millones”, por la solidez que exhibía la industria azucarera privada.

El bienestar económico prevaleciente se unía al auge del arte y la cultura.

Las zafras azucareras propiciaron un masivo éxodo de puertorriqueños hacia República Dominicana, atraídos evidentemente por el período de bonanza en la zona oriental.

Puerto Rico, que al declinar la etapa de prosperidad de los ingenios nacionales logró luego nivel superior de vida al nuestro, se convirtió en refugio obligado para  muchos dominicanos.

Es historia ya conocida.

En estos momentos, los puertorriqueños encaran momentos de dificultad, a causa de un déficit presupuestario que se sitúa en 3,200 millones de dólares.

La tasa de desempleo en la ‘Isla del Encanto’ se calcula en un 16.5 por ciento, y miles han perdido sus empleos en el Gobierno.

El oscuro panorama ha estimulado el descontento y la desesperación de la población, y se pronostica que habrá de complicarse en los próximos meses.

Estimaciones no del todo confiables reportan la existencia de más de 300 mil dominicanos viviendo en la isla hermana, no ajenos tampoco a las dificultades que se presentan.

No hay que jugar con medias tintas, para anticipar que podríamos convertirnos, nuevamente, en tierra promisoria para muchos boricuas.

Aquí no se vive en paraíso, pero tampoco cruzamos el cacareado “Niágara en bicicleta”

¿Se volverá a virar la torta?   

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