Volviendo a ser niños

Volviendo a ser niños

Psicólogos, antropólogos y psiquiatras entienden que el ser humano, cuando llega a la llamada Tercera Edad, comienza a mostrar actitudes o comportamientos propios de sus años de infancia.

Como no soy egresado de ninguna de esas prestigiosas carreras, me remito a las opiniones de tan acreditados profesionales.

Sin embargo, cuando uno observa con ojo crítico la sociedad de hoy, le asalta la cara aspiración de volver a los tiempos en que no prevalecía maldad, en que el intercambio social y económico caminaba casi parejo, o al menos no existía entre los dominicanos otra razón de existir que la de ser útil a los semejantes.

El niño de ayer se formaba en ambientes de respeto, el adolescente se fraguaba en hogares con sólida educación y decencia, y había un denodado interés por aprender.

¿Cuántos adultos no perciben hoy el deseo de re-encontrarse con los textos formativos de la revista ‘Billiken’?

¿A cuántos no les habrá de sensibilizar el solo recordatorio de las enseñanzas de geografía de la educadora argentina Josefina Passadori?

O quizás extasiarse con la colección de las láminas del álbum de caramelos Zoo, o ante la posibilidad de encontrar un juguete en los chiclets “pollito”.

Es cierto que los tiempos cambian, que las sociedades se renuevan.

La música de ayer no podrá tener vigencia en lo que hoy certifican como post modernidad.

Pero no hay derecho, empero, a conducir a los pueblos al retroceso, a la incultura, al desorden y al más absoluto irrespeto a los valores ciudadanos y familiares, como acontece en las actuales épocas. 

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