Votar por personas y no por partidos

Votar por personas y no por partidos

Después de la Guerra de Abril se podían diferenciar los partidos políticos dominicanos por sus ideologías: Partido Reformista (PR) por ser un partido ultra conservador; Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que abrazó la socialdemocracia, de centro izquierda; una Izquierda atomizada en varios partidos pequeños, Partido Comunista (PC), Partido Comunista de la República Dominicana(PACOREDO), Movimiento Popular Dominicano (MPD), etc., con diferentes orientaciones ideológicas en el ámbito comunista: pro China, pro Rusia, pro Cuba; y no sé cuántas denominaciones más. Se distinguían por sus discursos, el contenido conceptual, visión distinta de abordaje de los problemas nacionales, y hasta como vestían.
Con el paso del tiempo, surge el Partido de la Liberación (1973) como resultado de la división del PRD. Partido de izquierda en sus orígenes, definido por Bosch como marxista no leninista. Recientemente (2014) el PRD sufre otra división y se forma el Partido Revolucionario Moderno (PRM). Actualmente existen una serie de partidos “emergentes”, y otros no tanto, que de una u otra forma han participado aliados a los partidos mayoritarios.
Los tres partidos mayoritarios han ostentado el poder, incluso el PRM aunque “nuevo” no podemos decir que está inmaculado porque de sus principales dirigentes, uno fue presidente, y la mayoría ha desempeñado cargo público.
Los gobiernos de la partidocracia dominicana han adolecido de los mismos vicios y defectos: no han propiciado el fortalecimiento institucional, la corrupción e impunidad han campeado por sus fueros; el nepotismo es la norma, no existe la meritocracia, desde el Ejecutivo se debilita los otros poderes del Estado, no se cumplen las leyes, prima el desorden y el caos, nadie respeta nada. Nos encontramos con una sociedad degradada, con inversión de valores, donde los líderes y autoridades han perdido la calidad moral y distan de ser modelos a seguir por la ciudadanía.
No obstante lo anterior, aun en esos mismos partidos, no todo el mundo es igual. Hay personas que tienen rasgos que los diferencian, con preocupación genuina por los problemas que nos aquejan, que tienen hoja de servicio interesante, con vocación de servicio y sensibilidad social, que lucen competentes, comprometidos, que pudieran ser los dirigentes que impulsen los cambios que necesita esa partidocracia dominicana, ese accionar político anclado en el pasado, en obsolescencia.
Lo que estoy diciendo es lo adecuado y pertinente que podría ser, en estos momentos, que la ciudadanía consciente no vote por partido, pues lamentablemente son todos muy parecidos, que lo haga indistintamente por las personas que crean convenientes sin importar el partido al que pertenezcan. Ahora se facilita fraccionar el voto, pudiendo aumentar la posibilidad para partidos en verdad emergentes (Alianza País, verbigracia) que por el esquema impuesto por los grandes no tienen oportunidad.
Sería tomar la lupa e ir escrutando distrito municipal por distrito municipal; municipio por municipio; provincia por provincia, viendo las ofertas de candidatos a los puestos electivos de director distrital, sus delegados; alcaldes y sus regidores; diputados y senadores; olvidarse de los colores partidarios, evaluarlos por sus valores: honestidad, integridad, responsabilidad, aptitudes y actitudes, competencia, etc. y verán que sí hay personas más confiables que otras, tomando en cuenta su historial de servicio, involucramiento con organizaciones sociales, talante de buenas personas. Y esto nada tiene que ver con su afiliación a partido alguno. Una vez hayan hecho su selección compártanlo con sus familiares, amigos y relacionados, con sus empleados, para impulsar esas candidaturas, en las que ustedes crean. Pueden ayudar efectivamente a que se disminuya o elimine la compra venta de votos que la más de las veces lleva a los puestos los que menos convienen.
Recuerden que el momento del sufragio, del votar, quizás sea el único momento en que todos somos verdaderamente iguales. Dele el valor que tiene su voto, su voto consciente, sin que medie otro interés que no sea contribuir a que las instituciones de su país se fortalezcan con los hombres y mujeres con particular interés de que esto ocurra.
En lo presidencial usted considerará si estamos bien, como quisiéramos, entonces votaría por la continuidad, ya sabe quien representa esto, o si no está conforme por la senda que vamos y cree que debemos cambiar, entonces también sabe quién podría representar ese cambio. ¡No sea pasivo, sea pro activo, el país lo necesita!

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