El pasado miércoles, dominicana, cuando mantuvo la nota de solvencia en BB-/B. Tomó en cuenta la estabilidad macroeconómica y comentó que “a pesar de la fuerte contracción de la actividad económica en 2020, la diversificación de la economía le permitirá repuntar al alto crecimiento que tenía antes del covid-19”.
Siguió los pasos de las otras dos agencias (Moody’s y Fitch) que dominan el negocio de medir riesgos, que meses atrás no cambiaron nuestra calificación crediticia.
¿En qué nos beneficia? Los inversionistas lo toman como referencia para lo que se les debe pagar por nueva deuda. Recordemos, dada la gravedad de la crisis y la necesidad de recuperar el crecimiento, en 2021 no tenemos otra opción que seguir aumentando el pasivo público para financiar la brecha del Presupuesto.
El aumento del gasto sanitario no es una opción, ni siquiera una decisión política, es una necesidad para salvar vidas. Por esa razón el ahorro público se situará en -3.4% del PIB (diferencia entre ingresos y gastos corrientes), con un financiamiento neto consolidado del Presupuesto, que engordará la deuda pública, de RD$143,014 millones (US$2,270 millones).
Lo que sumado a aplicaciones financieras por RD$148,514.5 millones (US$2,360 millones), significa que, en cualquier momento, después de enero, el Gobierno regresará al mercado de deuda para colocar bonos por RD$291,528.5 millones (alrededor de US$4,630 millones).
El beneficio del voto de confianza de Standard & Poor’s (S&P), Moody’s y Fitch, es que incidirá para que, en el libro de órdenes, se escriba que la demanda superó los US$2,270 millones que se necesitaban, traduciéndose en descuento en el rendimiento exigido por los inversores.
En tiempos normales se estaría hablando de la necesidad de un plan de consolidación fiscal que estabilice la deuda pública, para lo que sería necesario aumentar la recaudación con reformas estructurales. Pero como estamos en medio de una inédita emergencia sanitaria, no es el momento de atacar el déficit del presupuesto ni de hablar de reformas estructurales que el Gobierno dejó para mediados de 2021.
Por otra parte, Standard & Poor’s (S&P) publicó sus previsiones para la economía dominicana, para este año una caída de -6.5%, limita a 5% el repunte anual en 2021 y 2022 y fija en 2023 la recuperación total del PIB, lo que no comparto.
Previsiones recientes del FMI y la CEPAL apuntan a que en los próximos dos años estaremos entre los pocos países de la Región con crecimiento alrededor del potencial, que temprano en 2022 recuperamos el nivel de PIB de 2019.
Las estadísticas reportan que estamos en el carril, después de tocar fondo en abril con la contracción más profunda que históricamente hemos tenido, de -29.8%, la recuperación ha sido sostenida, interanual en agosto el PIB retrocedió -7.2%, en septiembre -5.6% y en octubre -4.3%.
El Banco Central pronostica que este año perdemos entre -6.7% y -6.8% de PIB, y basado en los fuertes fundamentos macroeconómicos y en la resiliencia del sector privado, el crecimiento podría superar 6% en 2021.
Lo que yo comparto, implica que, en el primer trimestre de 2022, en quince meses, nuestra economía recupera en términos reales, es decir, descontando la inflación, lo que este año pierde.