Voto de confianza por el  general De la Cruz Martínez

Voto de confianza por el  general De la Cruz Martínez

Aunque he perdido virtualmente el contacto con los jefes militares amarillos y grises que empecé a cultivar desde la Era de Trujillo, conservo afectos y recuerdos gratos de varios,  el general abogado Juan Ramón de la Cruz Martínez, uno de ellos.

Es imborrable para el suscrito la ocasión en que el general De la Cruz Martínez, desempeñándose como relacionador público de “la uniformada”, me invitó a un breve reconocimiento por la barriada de Capotillo, y cuando salí sollozaba como un niño cuando se le daña un juguete, presenciando la miseria atroz que me estrujó los escondrijos más sensibles del alma.

“Es por eso que delinquen, por la miseria, la indefensión y el porvenir sin porvenir”, me rastrilló el general De la Cruz, con voz entrecortada de excelente comunicador y locutor si quisiera, profundizando mis sollozos.

Hace tiempo no contacto al general De la Cruz, pero en estos momentos en que al parecer se pretende conducirlo al Gólgota del ostracismo de la uniformada por los incidentes recientes en SFM, donde era comandante de la región Nordeste, donde sin su autorización un oficial fusiló a un preso, propticia es la ocasión para reconocer sus méritos como oficial general, como persona, y expresarle públicamente el aprecio y solidaridad sin facturas que sabe le dispenso.

Creo es un sentir unísono y vertical como plomada de albañil de todos los que conocemos la trayectoria como persona, ciudadano y excelente policía, reconocido por la sociedad por su natural proclividad a conciliar reyertas callejeras, barriales, y en los recintos de la “institución del orden” doquiera ha asumido con gran responsabilidad sus funciones, sin incurrir en excesos de un pescozón, el mote tétrico de “cirujano”, el pendón infame de terrífico o partidario del 6×3, es decir, un hoyo de seis pies y primero tres tiros.

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