EE.UU. AP. Treinta y cinco años después de dejar la Tierra, la sonda Voyager 1 se encamina a las estrellas. Tarde o temprano, la resistente nave espacial se despedirá del Sistema Solar e ingresará en un nuevo ámbito del espacio, la primera ocasión en que un objeto hecho por el hombre traspase esa frontera.
Quizás nadie en la Tierra disfrutará tanto el momento como Ed Stone, de 76 años de edad, quien ha trabajado en el proyecto desde el principio. Estamos ansiosos por salir y encontrar lo que hay ahí fuera, dijo.
Cuando el Voyager 1 y el Voyager 2 de la NASA salieron disparados de la Tierra en 1977, nadie sabía cuánto tiempo iban a sobrevivir. Hoy son las naves que más tiempo han permanecido en operación y las más distantes, a miles de millones de kilómetros de la órbita terrestre, pero en direcciones diferentes.
El miércoles se cumple el 35mo aniversario del lanzamiento del Voyager 1 a Júpiter y Saturno. En la actualidad revolotea alrededor de la periferia del Sistema Solar, que está envuelto en una burbuja de plasma gigante. Esta zona caliente y turbulenta se produce por una corriente de partículas cargadas procedentes del Sol.
Más allá de la burbuja se halla una nueva frontera en la Vía Láctea: el espacio entre las estrellas. Una vez que se abra camino a través de esta zona, los científicos esperan un ambiente, en comparación, más tranquilo.
Nadie sabe cuándo va a ocurrir, pues el Voyager 1 se encuentra en territorio celeste desconocido. Una cosa está clara: la frontera que separa el Sistema Solar y el espacio interestelar está cerca, pero cruzar ese umbral podría tomar días, meses o años.
El Voyager 1 está actualmente a más de 17.000 millones de kilómetros (11 mil millones de millas) del Sol.
Su gemelo, el Voyager 2, del que se celebró el aniversario de su lanzamiento hace dos semanas, va más atrás a unos 15 mil millones de kilómetros (nueve mil millones de millas) de la estrella del Sistema Solar.
Las sondas todavía funcionan a pesar de ser reliquias de los primeros tiempos de la era espacial.
Cada uno sólo tiene 68 kilobytes de memoria en el computador. Para poner esto en perspectiva, el iPod más pequeño un iPod Nano de 8GB es 100 mil veces más potente.
Cada uno también tiene una grabadora de cinta de ocho pistas, mientras que las naves espaciales de hoy utilizan memoria digital.
El objetivo original de los Voyager era visitar Júpiter y Saturno, y enviaron postales de la gran mancha roja de Júpiter y los brillantes anillos de Saturno.
También un torrente de descubrimientos: volcanes en erupción en la luna Io de Júpiter; indicios de un océano bajo la superficie helada de Europa, otra luna de ese planeta e indicios de lluvia de metano en la luna Titán de Saturno.
Luego el Voyager 2 luego viajó a Urano y Neptuno. Sigue siendo la única nave espacial que ha volado cerca de esos dos planetas exteriores. El Voyager 1 utilizó Saturno como una honda gravitatoria para catapultarse hacia el borde del Sistema Solar.
Una y otra vez, el Voyager reveló resultados inesperados en cierto modo contraintuitivos, lo que significa que tenemos mucho que aprender, dijo Stone, científico en jefe del Voyager y profesor de física en el Instituto Tecnológico de California.
En la actualidad, un grupo de diligentes ingenieros escuchan a los Voyager en un campus satélite no muy lejos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que construyó las sondas.
La sala de control, con sus cubículos y alfombrado, podría confundirse con una compañía de seguros de no ser por un letrero azul que dice controlador de la misión y una advertencia en un computador: Hardware fundamental de la misión Voyager. íPor favor no tocar!
Ya no quedan científicos asignados a tiempo completo a la misión, pero 20 trabajan a tiempo parcial para analizar los datos que envían. Dado que las naves están tan lejos, se necesitan 17 horas para que una señal de radio del Voyager 1 llegue hasta la Tierra. En el caso del Voyager dos, toma cerca de 13 horas.
Las cámaras a bordo de los Voyager se apagaron hace mucho tiempo. Las naves de propulsión nuclear, del tamaño aproximado de un automóvil compacto, todavía cuentan con cinco instrumentos para estudiar los campos magnéticos, los rayos cósmicos y las partículas cargadas del Sol conocidas como viento solar.
Tienen también discos dorados que contienen saludos en varios idiomas, música e imágenes, por la remota posibilidad de que se encuentren con especies inteligentes.
El Voyager 1 ha estado explorando desde 2004 una región en la burbuja en los límites del sistema solar donde el viento solar disminuye drásticamente y se calienta. Durante los últimos meses, los científicos han observado cambios que sugieren que el Voyager 1 está a punto de cruzar el umbral.
Cuando lo haga, será la primera nave espacial que explore entre las estrellas. Observatorios espaciales como los telescopios Hubble y Spitzer han dado desde hace mucho tiempo un vistazo más allá del Sistema Solar, pero tienden a concentrarse en galaxias lejanas.
A pesar de lo ambiciosa que es, la misión Voyager fue reducida. El plan original era enviar un cuarteto de naves espaciales a Júpiter, Urano, Neptuno y Plutón en lo que era considerado como la gran gira del Sistema Solar.
Sin embargo, el plan fue rechazado, y los científicos se ajustaron a la misión Voyager actual. El experto en política espacial Howard McCurdy, de la American University, dijo que a fin de cuentas ese ajuste resultó ser una bendición.
Tomaron los fondos y construyeron naves suficientemente robustas como para visitar los cuatro gigantes gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) y mantener la comunicación más allá del Sistema Solar, dijo McCurdy.
La misión doble hasta el momento ha costado 983 millones en dólares de 1977, lo que se traduce en tres 700 millones de dólares de hoy. La nave tiene suficiente combustible para funcionar más o menos hasta el año 2020.
Para ese momento, los científicos esperan que el Voyager ya esté flotando entre las estrellas.