¿Vuelve y vuelve la reelección?

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JUAN BOLÍVAR DÍAZ
juanbolivardiaz@gmail.com 
La generalidad de los indicadores apuntan a que el presidente Leonel Fernández podría lograr la reelección en las elecciones del próximo viernes 16 de mayo, montado en un uso apabullante de los recursos del Estado, repitiendo una tradición que se inició con la fundación misma de la república.

De nuevo el providencialismo y el carisma encarnado en una figura política, más una red clientelar y subsidios sin precedentes serían factores decisivos, ayudado por el escaso  liderazgo político-social de las alternativas que plantearon los partidos mayoritarios de oposición.

Sin embargo, entre algunos analistas existe la percepción de que el mandatario está perdiendo puntos en las últimas semanas y que la sobresaturación de su bombardeo propagandístico podría impedirle alcanzar la mayoría de los votos válidos requeridos para ganar la presidencia en la primera votación.

¿En primera vuelta? El viejo grito balaguerista de vuelve y vuelve resuena hace meses por todo el país y se escucha más allá de la isla. Todas las encuestas acreditadas han señalado una clara ventaja para la candidatura a la reelección del presidente Leonel Fernández y su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y lo que se discute a menos de una semana de los comicios es si logrará la mayoría absoluta en la primera vuelta como indican las mediciones.

El partido morado y sus múltiples aliados, con el apoyo sin límites del gobierno, trabajan arduamente sin escatimar medios ni recursos para lograr la mayoría en la votación del viernes 16 y lo han proclamado tan persistentemente que de no lograrlo podrían convertir una victoria en derrota.

Para algunos observadores los oficialistas “están obligados” a ganar en la primera vuelta para evadir el riesgo de que en la segunda pudiera orquestarse en su contra una coalición opositora, aunque las encuestas indican que aún así el doctor Leonel Fernández sería favorito del electorado.

También es obvio que la competencia vuelve a estar centrada entre el PLD y el Partido Revolucionario Dominicano que postula para la presidencia de la nación al ingeniero Miguel Vargas Maldonado, cuya estrategia ha estado claramente encaminada a evitar que los oficialistas obtengan la victoria en la primera ronda con la esperanza de nutrirse del resto de la oposición en la segunda que tendría lugar el 30 de junio.

La apabullante campaña electoral reeleccionista apoyada por el gobierno en pleno y con evidente y abundante abuso de los recursos del Estado, la prepotencia manifiesta en la descalificación del resto de los competidores por parte del presidente Fernández, y la franca promoción del transfuguismo en perjuicio de los partidos opositores, crean condiciones para un todos contra uno en una eventual segunda ronda.

Esa circunstancia es lo que explica lo que en la oposición llaman «desesperación», que no es otra cosa que un juego al todo en la primera votación para evadir riesgos en  la segunda y lograr una clara aprobación de la gestión gubernamental por la mayoría de los electores y electoras. Esto dejaría desarticulada a la oposición y crearía mejores perspectivas de gobernabilidad.

Recogiéndolo todo 
Sólo dos veces ha fracasado una candidatura a la reelección presidencial en la historia de la nación, en 1978 cuando Joaquín Balaguer la intentaba por tercera ocasión consecutiva después de haberla impuesto en 1970 y 1974 cuando la represión forzó la abstención de los opositores, y en el 2004 cuando Hipólito Mejía la intentó en medio de una grave crisis financiera.

Esta vez el proyecto se da con un gobierno que ha provocado múltiples decepciones, especialmente por dispendio y corrupción, pero que ha tenido el mérito reconocido de haber restablecido el equilibrio macroeconómico, con significativo crecimiento y un candidato carismático, con un discurso y una imagen personal que fascina a amplios sectores.

A diferencia de hace cuatro años, las opciones alternativas de oposición llegaron huérfanas de liderazgo político-social hasta en sus propios partidos, donde se impusieron como candidatos en base a las fortunas económicas que habían acumulado y no exentas de cuestionamientos, lo que limitaba sus posibilidades de cosechar la insatisfacción de los sectores medios y más conscientes con la gestión del PLD.

El usufructo del poder le ha permitido al presidente Fernández y su partido conformar la mayor coalición de partidos y grupos que se conozca en la historia nacional. Su fotografía aparecerá en los recuadros de 12 de los 22 partidos que postulan para esta elección presidencial. Los grupos de apoyo sumaban la pasada semana 615, cuarenta más que los 575 enlistados oficialmente por el Consejo Nacional del Sector Externo del PLD que encabeza el arquitecto Joaquín Gerónimo.

El gobierno en pleno está de lleno en la campaña electoral y cada funcionario ha tenido la misión de promover grupos de apoyo que se nutren de financiamiento del partido y estatal, mediante designaciones en las nóminas estatales, contratos de compras y obras, suministro de vehículos y combustibles, pagos de hoteles, dietas y locales.           

Una inmensa clientela.  Los peledeistas, que durante su primera gestión gubernamental (1996-00) fueron moteados como “comesolos”, en estos cuatro años han montado una inmensa red clientelar en base a la distribución de un presupuesto nacional que pasó de 117 mil a 300 millones de pesos del 2004 al año en curso, gracias a 4 reformas tributarias, tres de ellas en el actual gobierno.

 Por primera vez se llega a una elección presidencial con cerca de 600 mil personas recibiendo una asignación mensual del Estado dentro de programas asistencialistas o a través de nominillas irregulares. Todavía esta semana la secretaría de Educación Superior estaba entregando decenas de miles de tarjetas a estudiantes universitarios para que dispongan de 500 pesos mensuales, mientras se creaba una nueva categoría de subsidio, a la vejez, dentro del programa “Solidaridad”, que ya beneficia a unas 400 mil personas. Aparte los 100 mil que reciben 3 mil pesos mensuales en el primer programa de subsidio al desempleo en la historia del país. Sólo en las “Nominillas CB” se han documentado otros 43 mil receptores de subsidios, estos más directamente políticos. 

Aunque los opositores esperan que muchos de los beneficiarios de esos programas “voten acordes con su conciencia”, la pobreza y tradición nacionales indican una fuerte tendencia al voto de agradecimiento. Anótese la ventaja que significa el control de la mayoría de las entidades estatales que emplean, incluidos los ayuntamientos, unas 500 mil personas, más el influjo político de los enormes subsidios a la energía y el gas propano, extendidos en esta campaña al gasoil, harina, pollo, huevos y otros alimentos.

Oposición alentada

La oposición política se ha sentido alentada en las últimas semanas por la percepción, que incluye a sectores empresariales y analistas, de que la candidatura reeleccionista tocó techo y estaría perdiendo terreno. La suspensión esta semana de la presentación del doctor Fernández ante el Consejo Nacional de la Empresa Privada en lo que sería la conclusión de un ciclo con los principales candidatos, sería expresión de una estrategia conservadora. La misma tarde se tomó también la decisión de suspender una entrevista que daría el candidato vicepresidencial del PLD al telediario Uno más Uno de Teleantillas.

Las encuestas reconocidas siguen dando como ganadora en primera vuelta a la candidatura oficialista, aunque le marcan estancamiento y una tendencia al crecimiento a la del PRD. Vargas Maldonado ha llegado al 37 por ciento en las últimas de Penn & Schoen y Gallup Dominicana, y al 36 por ciento en la de Noxa-Cies para el semanario Clave. En Gallup-HOY (11 al 15 de abril), Fernández quedó en 51.7 y Vargas subió al 37.4 por ciento, las cifras más alentadoras para los que apuestan a la segunda ronda. Pero las de Penn y Noxa han subido a Fernández a 55 y 54 por ciento.

Los perredeístas, como los demás opositores, juran que esas encuestas no reflejan la realidad y que las expresiones masivas indican otra cosa. Se alientan porque las encuestas para los comicios del 2004 en abril otorgaban al candidato perredeista unas preferencias marcadamente menores que las que obtuvo. En ese mes Hamilton para HOY y Gallup para Diario Libre le daban 27 por ciento, la segunda lo subió al 30 en mayo. Penn le confería apenas 19 por ciento en abril y 27 a principio de mayo. En la votación Hipólito Mejía obtuvo el 33.65 por ciento del sufragio. 

Algo parece claro:  que si la reelección no se da este viernes, podría quedar muy cerca de la meta y originar tensiones y conflictos políticos. El gobierno está empeñando todo su poder para imponerse, tanto que esta semana congeló los precios de los combustibles, aunque el petróleo llegó a los 125 dólares el barril.

La cifra

600,000 es la cantidad de personas que reciben una asignación mensual del estado, dentro de  programas asistencialistas o a través de nominillas irregulares.

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