En septiembre del 2003, un sismo de 6,4 grados en la escala Richter arruinó varios planteles escolares de Puerto Plata y Santiago. En enero del 2010, un gran sismo causó veintenas de miles de muertos y gran destrucción en Puerto Príncipe, Haití. Fue después de este último evento que el Gobierno dominicano revisó algunas edificaciones públicas y creó el Reglamento para el Análisis y Diseño Sísmico de Estructuras. Los daños causados por el sismo de Puerto Plata no inspiraron una norma de esa naturaleza.

La vulnerabilidad de muchas de nuestras edificaciones públicas ha sido puesta sobre el tapete por expertos en ingeniería sísmica y entidades de mucho crédito. Y muy recientemente, durante la puesta en circulación del libro “Hospitales seguros, sistematización de experiencias en la República Dominicana”, elaborado por el Ministerio de Salud Pública y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se ha hecho referencia a la fragilidad sísmica de la mayoría de los hospitales del país.

De manera que el tema de la vulnerabilidad de muchas de nuestras estructuras públicas (¿y privadas?) es materia harto conocida. La pregunta es cuándo empezaremos a tomar medidas para corregir en lo posible las debilidades conocidas y hacer cumplir con todo rigor el Reglamento para el Análisis y Diseño Sísmico de Estructuras.

DENGUE Y AHORA CHIKUNGUNYA 

El Ministerio de Salud Pública ha declarado el país bajo alerta epidemiológica, por la detección en islas del Caribe de casos de la fiebre de chikungunya, o artritis epidémica, una enfermedad viral que es transmitida por el mismo mosquito portador del virus del dengue. No hay casos reportados en nuestro país. La enfermedad provoca fuertes dolores corporales y otras manifestaciones muy molestas, y no hay tratamiento específico para atacarla.

Si algo preocupa es que el año pasado tuvimos una fuerte incidencia de dengue, con un número de casos mucho más alto que en años anteriores. Si no pudimos prevenir el contagio, corremos el mismo riesgo en caso de que se registre en el país algún caso de chikungunya, pues la transmite el mismo mosquito del dengue. Las autoridades están obligadas a afinar los instrumentos de prevención, educando al público sobre esta nueva amenaza sanitaria.