Washington evalúa la política a seguir con Caracas

Washington evalúa la política a seguir con Caracas

WASHINGTON (AFP).- Frustrado por los insultos y amenazas del presidente venezolano, Hugo Chávez, Estados Unidos evalúa cómo recordarle que no fue coronado «emperador ni rey», preparar a la oposición para las elecciones de 2006 y abrir el camino a un divorcio en materia petrolera, dijeron a la AFP funcionarios y analistas.

El sentimiento predominante en el gobierno de George W. Bush con respecto a Caracas es de frustración, pero aún no hay una decisión tomada sobre qué política seguir respecto a Venezuela, quinto exportador mundial de petróleo, al que Estados Unidos le compra el 15% de lo que importa.

«La Unión Europea, los vecinos (de Venezuela), la Organización de Estados Americanos, nosotros, todos tenemos que encontrar una manera de mantenernos involucrados en Venezuela y seguir recordándole a Chávez que lo que hizo fue ganar un referéndum, no ser coronado emperador ni rey», estimó un alto funcionario estadounidense que pidió el anonimato.

Washington también debe «recordar a la oposición que perdió una elección y que tiene que comenzar a prepararse para las elecciones que vendrán», sentenció.

Michael Shifter, vicepresidente del centro de análisis independiente Diálogo Interamericano, sostuvo que los funcionarios estadounidenses que trabajan para Latinoamérica «no saben qué hacer» con Chávez.

«Hay un gran nivel de frustración, pero no hay una decisión tomada sobre qué camino seguir», aunque sin duda hay sectores del gobierno que están contemplando «respuestas más duras» a los ataques de Venezuela, afirmó.

«Para Estados Unidos, la mejor manera de tratar con Venezuela es a través de una política regional, pero el problema es que los demás países no se atreven, porque desconfían de los motivos de Washington», señaló.

Los gobiernos sudamericanos, sobre todo los de izquierda, como en Brasil y Uruguay, «deberían estar un poquito más preocupados por lo que representa Chávez», estimó por su lado Miguel Díaz, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Chávez acusa a Bush de intentar asesinarle y de estar detrás del golpe de Estado que le sacó del poder por poco menos de 48 horas en abril de 2002.

El mandatario venezolano ha tildado a Bush de «pendejo» y le ha dicho que su gobierno representa a «una mafia de asesinos». También bautizó a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, como «Condolencia» y dijo que era una «analfabeta» y que no quiere casarse con ella, aunque sabe que Rice sueña con él por las noches.

«En este momento, dadas su retórica y sus acciones, es muy difícil darnos cuenta qué podemos hacer para mejorar la relación, porque (Chávez) tiene una tendencia a decir lo primero que le viene a la cabeza y a ser muy insultante», admitió el funcionario estadounidense.

Washington está preocupado por la decisión de Chávez de comprar 100.000 fusiles AK-47 a Rusia, que teme pueden terminar en manos de las guerrillas colombianas u otros grupos armados ilegales y conducir a una carrera armamentista en la región.

Tampoco oculta su inquietud por «sus esfuerzos por concentrar el poder dentro de su país» y «su relación sospechosa con fuerzas desestabilizadoras en la región», como la guerrilla colombiana de las FARC y el movimiento cocalero en Bolivia, indicó recientemente Roger Noriega, jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina.

Noriega aseguró que Estados Unidos apoyará a «elementos democráticos en Venezuela», pero no dio detalles de cómo lo hará.

«Estados Unidos no puede hacer mucho en el caso de Venezuela», señaló Díaz. «Todavía dependemos de su petróleo, aunque creo que estamos en una carrera contra el tiempo para ver quién se independiza del otro primero. Ese divorcio en materia de energía ya está teniendo lugar», manifestó.

Venezuela, que vende a Estados Unidos cerca de 1,5 millones de barriles de petróleo por día, el 60% de su producción, ha sido hasta ahora un socio confiable.

No obstante, amenaza constantemente con cortar su suministro si Washington le invade o atenta nuevamente contra su democracia, como recordó hoy una vez más Rafael Ramírez, ministro de Energía venezolano, en la reunión de la OPEP en Irán.

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