El dominicano Wilson Santana fue noqueado técnicamente por Marco Antonio Veneno Rubio, quien a lo largo de ocho rounds y fracción le puso una golpiza para alzarse con la victoria y llevarse el título internacional del Consejo Mundial de Boxeo que estaba en juego, la noche del sábado en el Coliseo Centenario, de Torreón, Coahuila, México, que registró una gran entrada.
Todavía durante la presentación de los peleadores, el entrenador cubano, Francisco González, azuzaba al dominicano a terminar con el Veneno lo antes posible. Comenzó la pelea y la diferencia corporal era evidente, Santana , mayor alcance y estatura, se esperaba lo peor para el mexicano.
Sin embargo, Marco Antonio se comenzó a meter a la guardia de Wilson lo que le empezó a dar buenos resultados, pues metió una izquierda a la quijada del dominicano que le hizo perder el tono muscular con piernas vacilantes, pero después de unos segundos comenzó a tirar poderosos golpes, que hacían pensar que en cualquier momento iba a terminar con Rubio.
La contienda se tornó de poder a poder en el segundo capítulo, Marco abrió arriba de la ceja derecha, herida que fue revisaba por el médico de ring y sangró profusamente todo el tiempo. En ese round, el dominicano estuvo a punto de irse a la lona, se le doblaron las piernas visiblemente, pero no tocó los guantes a la lona y logró incorporarse para seguir la pelea.
Había tensión en el ambiente, pues Santana tiraba una ganchazo de derecha, algunos entraba y otros dieron en los guantes, pero hizo pensar lo peor, sin embargo, Rubio los soportó sin problemas y poco a poco fue minando a su adversario.
En el quinto asalto el Veneno ya dominaba totalmente al dominicano y se fue con una ráfaga de golpes que casi termina con la pelea, sin embargo, no le alcanzó el tiempo, pues tocó campana.
Nuevamente en el sexto round Wilson Santana fue llevado a revisión médica, pero la herida, aunque sangra abundantemente, no era peligrosa.
Ya para el séptimo round, Veneno metía poderosos impactos que diezmaron visiblemente al dominicano y fue desde inicio del octavo round cuando Rubio metió una seria de combinaciones, izquierdas y derechas muy precisas que concluyeron con una izquierda derecha a la mandíbula, que hicieron caer a la lona a Wilson, pero el réferi ya ni le contó, lo puso fuera de combate sin la protesta del dominicano ni de su esquina a los 45 segundos del octavo.
Aquello era la locura, el Coliseo Centenario estalló en júbilo.