World Classic: Profesionales amateurs y “fanáticos profesionales” 

World Classic: Profesionales amateurs y “fanáticos profesionales”  <BR>

Hay “fanáticos profesionales”, que no solamente se interesan en el deporte como mera diversión, sino que hacen del deporte un estilo de vida, y hasta obtienen beneficios y dádivas promocionales. Individuos que apoyan apasionadamente  sus equipos favoritos, que abren el diario por la parte de atrás, y se malhumoran si su equipo pierde.

Muchos deportistas, practicantes o aficionados, aman su equipo favorito como un fetiche religioso, como muleta emocional, con la que complementan una vida a menudo vacía o llena de contrariedades. Su equipo, como ídolo, lo complace, lo hace sentirse uno con una entidad que triunfa y sale en primera plana y que no le cobra por darle esos gustazos.

Pero son escasos los deportistas que teniendo posibilidad de llegar  a destacarse, no sientan la necesidad de “cuidarse”, no fuere que una lesión los prive de llegar a súper estrella, con un futuro en dólares. Por eso,  el auténtico espíritu “amateur” (amador, amante), ha devenido en una especie de patología emocional que solamente le daba a Miguel Diloné o a Luis Polonia. Un aspirante a grandes ligas, si se retuerce un músculo es cuidado por la familia entera, quienes lo acompañan en grupo al fisioterapista,  familiares y vecinos del prospecto.

El comportamiento de nuestros jugadores en el clásico mundial fue una experiencia deportiva única de amor patrio y espíritu deportivo. Se jugó con elegancia y profesionalidad.

Con una humildad y sencillez poco usual. Con cortesía y cordialidad hacia los adversarios.  Fue una verdadera exhibición de talento, formación, disciplina, propósito, voluntad e  inspiración.  Hubo algo no común entre las grandes estrellas (y cada uno de la novena criolla lo es o aspira a serlo): espíritu de grupo,  cosa que es más difícil en el béisbol que en otros deportes de equipo.

Un sociólogo francés decía que el béisbol es un deporte que se parece mucho a la vida, porque cada jugador se enfrenta solo a todos sus adversarios cada vez que se para a batear. Incluso en el terreno, pocas son las jugadas que involucren a más de dos jugadores. Difícil era también desarrollar un liderazgo en la gerencia y en la dirección en terreno, Alou y Peña, junto a otras figuras insignes, hicieron esa química de liderazgo.

Pero hubo un ingrediente extra, que los comentaristas vacilan en darle el valor correspondiente.  Las actividades ocupacionales que implican  riesgo, suerte o azar, como ser pilotos  o marineros, deportistas o apostadores, traficantes o sicarios, tratan de manipular la suerte.

Tienen usos similares a la hechicería y a la santería. Malinowski observó que cuando pescaban en lagunas, los trobriandeses no hacían ritos, como cuando iban a pescar en alta mar. De acuerdo a Weber, el espíritu empresarial (de quienes que corren riesgos verdaderos), se aviene con una determinada religiosidad. (Los negociantes  rentistas prefieren manipular al Gobierno, y apostar a la política). Nuestros atletas, de manera consistente, pública y notoria,  prefirieron honrar al Dios verdadero.

 El que nos promete: “Yo honro a los que me honran”. (1 Samuel 2:30).

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