Xochimilco canales con historia

Xochimilco  canales con historia

Al sureste de la capital mexicana se encuentran los famosos canales prehispánicos de Xochimilco. Mariachis, flores, maíz y trajineras hacen de este lugar algo simbólico y de gran atracción, tanto para el turismo local como para el extranjero.

Desde sus primeros días, Xochimilco siempre se consideró como una zona especial, pues por sus características únicas era un lugar apacible y lleno de actividad agrícola, lo que lo hacía adecuado para paseos… y eso es algo que todavía sucede hoy en día.
Entre sus particularidades alberga al ajolote, una especie de anfibio en peligro de extinción y endémico de Xochimilco y, entre sus peligros se mencionan la contaminación y la mala canalización de sus aguas.

Patrimonio de los mexicanos y del mundo. “Declarado Patrimonio Cultural de la UNESCO en 1987, Xochimilco fue en su origen parte del gran lago que había en lo que hoy llamamos Valle de México, donde está la capital del país”, señaló en una entrevista con EFE José Antonio Noriega, administrador del Club España en Xochimilco.

Según Noriega, sus islotes, llamados chinampas, no existían y su aparición se debe a “una de las tribus que emigraron de Chicomostoc, para formar la Gran Tenochtitlán (el imperio que encontró Hernán Cortés), que se asentaron en esta zona y poco a poco fueron construyendo con ramas, lodo y lo que encontraban, esos huertos rodeados de agua, para tener un lugar en donde sembrar legumbres y hortalizas, de lo que se abastecía al resto de la población”.

Los canales que dividían las chinampas eran usados para poder recoger las cosechas más fácilmente y transportarlas por canoa a la ciudad. “Es por ello que hay infinidad de canales muy angostos y unos cuantos más anchos por donde, seguramente, se juntaban los agricultores para en alguna canoa más grande trasladar los productos y herramientas”, detalla.

El significado de la palabra Xochimilco se asocia a tres vocablos del náhuatl: “xochitl”, que quiere decir flor; “mili”, que significa campo y la terminación “co” que es el locativo. Su traducción sería “lugar o campo de flores” o “el lugar donde crecen las flores”.

“Incluso dicen que algunos de los emperadores aztecas gustaban venir de día de campo para relajarse”, relata Noriega. “La zona es hoy un lugar maravilloso, enmarcado dentro del bullicio de la Ciudad de México, pese a que, desafortunadamente, se ha deteriorado por descuidos del hombre y su afán de hacer crecer las urbes, y por el paso del tiempo”, denuncia.

Embarcarse en las trajineras para dar un paseo y disfrutar del entorno lejos del ruido del tráfico, aunque a unos kilómetros de calles y avenidas congestionadas por coches “es transportarse al pasado y disfrutar de la vida silvestre y las diversas especies de flora que aquí crecen”, según el experto.

Trajineras. Las trajineras son el medio de transporte primordial en Xochimilco. Las hay desde unos centímetros de ancho, hasta de más de dos metros, dependiendo para qué se utilicen.

Estas barcazas, famosas por su decoración en mil colores, navegan por el agua bajo un nombre propio cada una y han sufrido grandes transformaciones desde la época de Porfirio Díaz, cuando aparecieron las primeras. Cuenta la leyenda que las lanchas adornadas con arcos de flores y ramas de ahuejote y con collares florales, atadas con tule, se preparaban para transportar a las llamadas catrinas, calacas o calaveras (famosas en el Día de Muertos) vestidas con preciosos colores que comenzaron a visitar los canales de Xochimilco.

Según esta versión, las calacas se quejaron del fuerte sol y, por ello, las trajineras incorporaron un techo de manta y unas sillas de madera tejidas de tule para disfrutar del paseo.

Se puede navegar por prácticamente cualquier lugar a menos que el ancho de la trajinera o del canal que se desee recorrer lo impida.

Son más de 100 kilómetros de vías acuáticas las que quedan en Xochimilco, “por lo que lugares hermosos y de una belleza incomparable se pueden encontrar en cualquier paraje”, sostiene.

Uno de los lugares más conocidos en la actualidad es la llamada “Isla de las Muñecas”, que originalmente fue habitada por un hombre solitario, medio ermitaño, llamado Don Julián, quien no salía de ahí.

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