Y ahora, ¿cuál es la excusa? El informe PISA visto desde el ojo de una economista y educadora

Y ahora, ¿cuál es la excusa? El informe PISA visto desde el ojo de una economista y educadora

“Si es por estadística, yo tengo un carro porque mi vecino tiene dos”.

Durante el segundo semestre del año 2018, en nuestro país, fue impartida la prueba PISA, siglas en inglés del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, que consiste en un estudio llevado a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y que mide los indicadores de logro y rendimiento académico de una muestra de alumnos en las áreas de competencia: matemáticas, ciencia y lectura.

En la misma, participan estudiantes de 15 años, quienes se someten a unos exámenes estandarizados que buscan proporcionar data comparable que posibilite a los países a mejorar sus políticas de educación. Se entiende que no se evalúa al alumno, sino al sistema.

El año pasado participaron aproximadamente 600,000 estudiantes de 78 países o regiones económicas en Habilidad Lectora, el mismo número en Matemáticas y solo 76 en Ciencias. Los resultados para nuestro país fueron los siguientes:

Competencia Habilidad Lectora Matemáticas Ciencias
Puesto 76º
(antepenúltimo) 78º
(último) 76º
(último)
Puntaje 342 325 336

Datos obtenidos de https://www.oecd.org/pisa/pisa-2015-resul ts-in-focus.pdf el 4/12/2019

En comparación al 2015, primer año en el que la República Dominicana participó en este informe, en habilidad lectora, tuvimos un desempeño de 16 puntos por debajo de la prueba anterior; en Matemáticas, aún quedando en un mejor lugar, retrocedimos 3 puntos, y solo en Ciencias, percibimos una mejora de 4 puntos, ganando el último puesto en ambas oportunidades.

Es decir, en términos generales, nuestro país obtuvo peores resultados que hace tres años. Su movimiento de rotación fue inestable y hacia atrás. Pero el de traslación, fue endeble, dejándola estacionada también, entre los peores países o regiones económicas que fueron evaluados.

“Todos los países que participaron son más ricos que nosotros”.

No son pocos los colegas a ambos niveles, público y privado, a los que he oído con esta tesis que a vox populi es aceptada.

Según datos del FMI, la República Dominicana es la economía número 72º en el ranking mundial del PIB y PIB per cápita (abril 2019), Costa Rica va por detrás ocupando el puesto 87º, Panamá por su parte el lugar 85º y Uruguay el 75º. Solo por mencionar los latinoamericanos con los cuales somos históricamente comparados.

Pero, si nos vamos más lejos, encontramos a Kosovo en el lugar 137º, Macedonia del Norte con el puesto 120º, Bosnia y Herzegovina en el 107º, a Brunéi en el 116º y el Líbano en el 88º, mostrándonos de una que, todos, los más ricos y los más pobres de los evaluados, según el Fondo Monetario Internacional, consiguieron posicionarse por encima de la República Dominicana en las tres áreas.

“Somos una fracción de isla, no podemos más de lo que somos”.

Y, ¿Por qué Singapur sí?

Singapur, país asiático compuesto por 63 minúsculas islas, más pequeño que 29 de nuestras 31 provincias, con 722 km2, cabría unas 73 veces en el territorio nacional dominicano. Importan agua dulce y arena porque no tienen recursos naturales propios.

Independiente solo desde el 1965, año en el que surgió voluntad gubernamental para convertir una ciudad-estado con barrios pobres, calles controladas por numerosas pandillas, un sistema legislativo débil, una población sin educación, una corrupción rampante y salarios microscópicos, a un país estable de crecimiento económico constante en el que cada sexto habitante tiene un millón de dólares en activos. Es el país con mayor concentración de millonarios.

Su educación ha roto paradigmas y sus metodologías han sido ejemplo mundial, sobretodo Matemáticas Método Singapur, creado por el INE (Instituto Nacional de Educación de Singapur) en la década de los ochenta y que les ha supuesto logros exponenciales en la comprensión y razonamiento lógico de sus estudiantes.

“La responsabilidad es de los profesores, porque son ellos los que están dentro de las aulas”.

Mientras en otros países como China, Japón, Corea del Sur y Finlandia donde los maestros tienen el mismo valor que los médicos, se han dado a la tarea de interiorizar la idea de que ningún sistema educativo puede ser mejor que sus profesores. El nuestro se empeña en invertir en programas y proyectos con criterios dudosos si es que existiesen algunos, cocidos en “olla exprés”, como es el caso de las computadoras entregadas hace unos meses en el Plan de República Digital y que prácticamente nadie sabe utilizar.

Después de entregados los dispositivos y ver los reclamos de la población, la institución a cargo se ocupó de improvisar talleres al vapor para justificar la falta de planificación, las quejas de los maestros y directores y el incumplimiento de objetivos específicos. Pan y circo [sic].

“El dinero no da”.

Con inversiones inferiores al 4% del PIB que establece la ley dominicana que deben destinarse a la educación preuniversitaria de la que es objeto el informe PISA, y que en efectividad es un 3.47% (2018, Banco Mundial), encontramos que Indonesia destina un 3.58%, Japón un 3.47%, Hong Kong 3.3% y Albania un 2.19%, invierten menos, pero los cuatro obtuvieron mejores resultados, por mucho.

“Aquí hay demasiada gente y así no hay forma de avanzar”.

Volviendo a Singapur, su población cabe dos veces en nuestro territorio, siendo considerada por la ONU como el segundo país más denso del mundo, solo después de Mónaco.

Y ahora, ¿cuál es la excusa?

Lo que se ha visto hasta este momento es que será necesario entonar un mea culpa porque no hay excusa alguna más que una falta de voluntad política y social.

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