¿Y cómo se activa?

¿Y cómo se activa?

Gordon Brown, el Primer Ministro de Gran Bretaña, anunció un programa de inversiones en infraestructura que remeda el “New Deal” de Franklyn D. Roosevelt. El Presidente electo de Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama, anunció esta semana su programa de activación económica. Incluye, como en el caso de los ingleses, inversión en infraestructura. Ha previsto, además, la reducción de impuestos a personas físicas y morales con ingresos determinados. Ángela Merkel, la Canciller de Alemania, tiene su plan de inversiones para impulsar la economía de su país.

El presidente Leonel Fernández, por su parte, pidió activar la economía dominicana. Ha dicho, en días en que recorría el territorio con donaciones con motivo de la Navidad, que el país debe impulsar la economía y asumir una postura positiva ante la crisis global. No presentó planes como los de Brown, Obama o Merkel. Conforme su halagüeña visión -que deriva de un particular punto de vista- debemos propulsar la economía. Las economías nacionales se catapultan de dos maneras.

Una, porque las sustenta una fuerte inversión basada en el ahorro doméstico interno. Dos con una fuerte inversión sustentada en el ahorro público interno. Salvo por el ahorro al que nos han obligado con el Sistema Nacional de Seguridad Social (SNSS), el ahorro doméstico es pobre. Y del ahorro público nada puede decirse. Hace tiempo que la Administración Pública perdió el hábito del ahorro. Y para las escuálidas inversiones que realiza depende del ahorro público extranjero. El gran problema es que este último lo facilitan sus poseedores -pueblos extranjeros-, a través de entidades financieras o gobiernos, mediante préstamos. Sólo unos pocos ofrecen financiamiento no reembolsable, para proyectos muy específicos.

En este momento el gobierno cuenta con un Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos para el año entrante. Las Cámaras Legislativas alcanzaron los votos suficientes en una sorda lucha por una tajada de los mil novecientos millones de dólares consignados como ingresos extraordinarios, sin fuente previsible. Cada Senador consiguió que se apropiaran cien millones de pesos para la demarcación que representan. De manera que lo que se consignó como financiamiento potencial se reduce sustancialmente debido al convenio.

Como puede adivinarse, no es tranquilizador pedir que se active la economía. Los que poseen experiencia encuentran, como retranca, la presión tributaria. Obama planea una reducción de los gravámenes. Aquí el productor se halla atosigado por diversas formas de tributos. Al hacer esta afirmación, todos pensamos en los impuestos. ¡Cuán lejos nos encontramos de la realidad! Cual rémora irremontable se encuentran el sistema energético, el costo del dinero aunque bajaran los intereses, y una no disimulada inflación.

De entre tales tres factores, tan sólo con lo que significa el suministro de energía eléctrica, tiene el sector productivo para frenar su crecimiento. ¿Quién queda? El Gobierno Dominicano. Conviene que al estímulo representado por las positivas palabras del mandatario se sumen acciones específicas destinadas a activar la economía. La mano invisible fue sustento e inspiración para economías de naciones como la estadounidense. Pero a la mano se le fracturaron los dedos. Y el doctor Obama está aplicándole el yeso. Además de incentivar el crecimiento, pues, actuemos para que ese crecimiento sea una realidad.

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