A raíz de la visita oficial al país de Letizia, la reina de España, vimos en una reseña en la prensa que ella había ofrecido los recursos económicos para la construcción de un hospital para tratar enfermedades de la piel en Jimaní, provincia Independencia, de acuerdo a lo informado por el director del Instituto Dermatológico en Barahona.
Lo que llama la atención es que se dijera que era para atender principalmente nacionales haitianos, que era un hospital binacional.
Desde que me desempeñaba como viceministro de Salud Colectiva en el Ministerio de Salud Pública he podido percatarme del interés de parte de las autoridades españolas, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), de buscar solución a problemas de salud de los haitianos, que indudablemente nos afectan a nosotros, pero desde territorio dominicano.
Recuerdo que en un momento se habló de la construcción de tres hospitales materno-infantiles en región fronteriza, pero de este lado, a lo cual nos opusimos.
Cuando se estaba coordinando para la inauguración del hospital Dr. Elio Fiallo, de Pedernales, que su infraestructura fue donada por la comunidad de Andalucía, a través de la AECID, comenzaron a hablar del hospital binacional. Se aclaró que el hospital tiene por misión atender a todo el que demande atención en salud, no importa su estatus migratorio, era un hospital de los dominicanos, equipado por el Gobierno y cuyos recursos humanos y económicos los pondría el Estado dominicano.
Esta actitud no solo es de las autoridades españolas, en la mayoría de las agencias de cooperación extrajeras dicen: como la RD es un país de renta media alta ya no califica para programas con financiamiento no reembolsable, a menos que sean proyectos en conjunto con Haití
En una ocasión viajamos a Puerto Príncipe, con la finalidad de coordinar acciones conjuntas para abordar la situación de la tuberculosis, recuerdo que una de las representantes de USAID de RD que nos acompañó hizo mucha presión para que ambos países tuvieran una tarjeta única de registro de los pacientes y el esquema de tratamiento, incluso llevaron un modelo de tarjeta donde en portada estaban las banderas de ambos países, desde luego nos opusimos radicalmente, pues entendíamos que cada país debía tener su propia tarjeta.
Haití necesita la ayuda de la comunidad internacional, pero deben entender que es allá, no en nuestro país.

Si quieren ayudar al desarrollo del sistema asistencial de salud de los haitianos la construcción de esos hospitales deben hacerlo en su territorio.
Esto no quiere decir que los dominicanos no podamos seguir apoyando a Haití con recueros técnicos, humanos, etc.
Aunque desde el punto de vista epidemiológico debemos vernos como una unidad, ya que mientras en Haití no se controlen un serie de enfermedades no la podremos controlar nosotros, por lo que demos tener estrecha coordinación y colaboración, no menos cierto es que somos dos países independientes con características distintivas muy claras. Esto siempre debe estar presente.