¡Y dale con Trump!

¡Y dale con Trump!

Durante su ejercicio presidencial, Donald Trump no dejará nunca de ser llamativa noticia para los periodistas. No solamente para los periodistas del país cuya jefatura encabeza, Estados Unidos de Norteamérica, sino para los periodistas de todo el mundo. Porque ¡vaya arrebatos mostrados por el excéntrico mandatario! Las dos últimas son salidas muy a propósito de su liviandad e incontinencia emocional. Los amables lectores, por supuesto, las conocen.
Tras elogiar en varias ocasiones al director del Buró Federal de Investigaciones, el famoso FBI por sus siglas en inglés, lo destituye. Esta destitución carece de significado. Después de todo, en su calidad de Presidente federal, está facultado para desplazar de sus puestos a todo funcionario dependiente del Poder Ejecutivo estadounidense. La surrapa se esconde detrás de la advertencia hecha a James Comey, el botado.
“Más le vale a Comey que no haya “cintas” de nuestras conversaciones antes de que él comience a hacer filtraciones a la prensa”, escribió Trump en la red social. En pocas palabras, advirtió a Comey respecto a cualquier declaración que pueda atribuírsele, respecto de las entrevistas previas a su destitución.
Valdría preguntarle al Presidente Trump, qué le haría a Comey si apareciera alguna cinta de sus conversaciones. Es decir, qué castigo impondría a un hombre independiente, cesado en funciones públicas y sobre el cual ya carece de poderes. ¿Le caería a nalgadas? ¿Le arrebataría las tales “cintas” en caso de existir, durante una refriega callejera? Trump es capaz de esto último.
La otra amenaza se relaciona con las ruedas de prensa sostenidas por voceros de la Casa Blanca como intercambios con los representantes periodísticos acreditados ante el gobierno estadounidense. El actual vocero, Sean Spicer, Secretario de Prensa, anunció la probable suspensión de esos encuentros. Lo expresó con carácter de posibilidad. Todo el mundo sabe, sin embargo, lo cercano que está el cese de esos encuentros.
Trump está acostumbrado a hacer cuanto le viene en ganas. Como empresario inmobiliario o dueño de casinos, ese venir en ganas carecía de significado informativo. En calidad de Presidente de Estados Unidos de Norteamérica, ese venir en ganas le ha redituado titulares negativos, que él ha juzgado inadecuados. No solamente inadecuados, sino falsos. Pero tienen la falsedad de lo real.

Por eso, quizá, Spicer no se atrevió a ponerle fecha al rompimiento de una tradición muy propia de la Casa Blanca.¡Qué Trump más tremendo el que se gasta de Presidente el país más poderoso de la Tierra!

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