Los acuerdos políticos son muy buenos y ayudan a evitar divisiones internas y confrontaciones entre bandos de líneas diferentes dentro de los partidos.
El PLD logró salir airoso de su reunión del Comité Central y al bando derrotado por abrumadora mayoría no le quedó otro remedio que decir que todo fue un acuerdo entre las partes.
Así el partido mostró unidad, fortaleza y compactación ante las expectativas de muchos de que se armaría un despelote.
La pregunta del millón es ¿y ahora que pasará?
Si el acuerdo para ir a primarias abiertas fue para que Danilo y su gente apoyara la candidatura de Leonel Fernández, todo anduviera sobre rueda, pero eso no se lo cree ni el Chapulín Colorao.
Si fue para que el bando de Leonel apoyara la reelección de Danilo, la Chilindrina se moriría de risas.
Lo que viene por delante es una andanada de propaganda gubernamental en prensa, radio y televisión, acompañada de sobornos, cabildeos, inauguraciones y una buena selección de abogados y eruditos para demostrar que no hay impedimento legal para que Danilo se repostule. El Congreso será el más beneficiado por la cantidad de dinero que circulará por sus pasillos.
Ante esa realidad, ¿qué hará el bando de Leonel? ¿Otro acuerdo? Difícil que eso suceda porque sería el entierro de su liderazgo político. Leonel usará todos los medios a su alcance para impedir esa reelección incluyendo alianzas con la oposición dentro y fuera del Congreso.
Si la oposición, con ayuda del bando de Leonel, se mantiene firme en el congreso la reelección no pasa. Pero si flaquea entonces cualquier cosa puede suceder incluyendo otra modificación a la Constitución que generaría un trauma político y un rechazo masivo.
Y eso a los danilistas les importa un carajo si pueden conseguir su propósito, aunque sea vaciando las arcas del Estado.
Leonel, por su parte ganaría la convención de su partido con primarias abiertas o cerradas (como dije en un artículo anterior en este mismo diario), si la reelección de Danilo no pasa.
En ese caso los danilistas harán todo lo que esté a su alcance para asegurarse de que Leonel no vuelva a la presidencia. Esto lo saben hasta los chinos de Bonao.
¿Entonces qué? ¿Llegará la oposición al poder, entiéndase el PRM? Eso no es tan fácil de predecir.
Muchos pensarán que la crisis interna del PLD, que es real y profunda, aunque traten de aparentar lo contrario, es la mejor arma para sacarlo del poder. Pero el presidente de turno tiene demasiados recursos para influir en cualquier elección, incluyendo vencer a Leonel en la convención de su partido con uno de sus candidatos adeptos o haciendo alianza con la oposición (véase capítulo sobre el cabildo del DN).
Porque todo es cuestión de dinero. Y de destruir al enemigo con cualquier arma, especialmente inhabilitando políticamente a Leonel con Odebrecht o los Tucanos, cuyo veredicto se definirá convenientemente muy cerca de las elecciones de mayo.