El gobierno parece haberse tomado en serio –quién lo diría– las denuncias de la oposición sobre el uso de los recursos públicos por parte de los candidatos oficialistas, una decisión mucho mas inteligente que la insultante negativa con la que se quiere ocultar lo que está  a la vista de todos. Habrá que ver, empero, si también se lo toman en serio los responsables de aplicar las medidas que ha dispuesto para evitar que eso ocurra. Estoy hablando, concretamente, de las instrucciones impartidas por el presidente Danilo Medina al mayor general Nelson Peguero Paredes, jefe de la Policía,  y al general Frener Bello Arias, director de Amet, de incautar cualquier vehículo oficial sorprendido en actividades proselitistas, sin importar la persona o institución a la que pertenezca. Me imagino que lo primero que habrán pensado el director de Amet y el jefe de la Policía  al recibir esa comunicación   es en la vaina que le estarán echando a sus oficiales y agentes cuando traten de cumplir esas instrucciones en un país donde el que anda en un vehículo oficial,  así se trate tan solo  del chofer, se cree por encima de la ley. Y el primero en estar consciente  de esa situación  es quien impartió  esas instrucciones, que también les recordó a ambos oficiales que ningún vehículo público y privado puede circular sin estar matriculado e identificado. ¿Y saben el porqué de ese recordatorio? Porque es vieja práctica de los políticos en el gobierno (los peledeístas  no están inventando nada), burlarse de esas prohibiciones  quitándole  la placa a sus vehículos oficiales  o colocándole  una privada. Esas mañoserías, sin embargo,  son el menor de los inconvenientes, pues habrá que ver qué miembro de la Policía o de Amet (desde raso hasta general) se atreve a detener una caravana del candidato-presidente para ver si allí anda un vehículo con placa oficial o camuflajeado. Y aunque ese agente, por cumplir con su deber,  merece que se le felicite, lo mas probable es que lo cancelen  “por faltarle el respeto a un superior”.