¿Cómo alguien que se encuentra prófugo desde el año 2006, acusado de la muerte nada menos que de un oficial de la Policía, pudo ser electo regidor del ayuntamiento de Pedro Brand en la boleta del PRD? Porque resulta evidente que Erinson de los Santos Solís, acusado de encabezar una banda de sicarios a la que se atribuye la muerte de tres choferes, no se escondía ni se comportaba como quien se siente perseguido por la ley y la justicia. Para colmo de males, las autoridades que lo acusan acaban de revelar, mas que nada porque lo acaban de descubrir, que la banda de sicarios que dirigía de los Santos, quien también es miembro de la Unión Nacional de Transportistas y Afines (Unatrafin), operaba desde el 2008, y no solo especializada en “resolver” conflictos entre sindicatos y transportistas por rutas y paradas, sino que también ofrecía sus servicios al crimen organizado y al lavado de activos. En una rueda de prensa en la que participaron el Procurador General de la República, la Fiscal del Distrito Nacional y el jefe de la Policía se informó al país que la organización criminal dirigida por el regidor perredeísta la integraban, en calidad de gatilleros, dos sargentos de la Policía, además de otros criminales, ya identificados, a los que se instrumentarán cargos cuando se determine sus niveles de responsabilidad. Pero sea porque las autoridades que participaron en esa rueda de prensa eludieron tocar el tema, o porque los periodistas no se lo preguntaron, el hecho es que seguimos sin saber cómo fue posible que un individuo declarado prófugo en el 2006 se maneja con tanta libertad que puede, dos años después, formar una peligrosa banda de sicarios, hacerse elegir regidor por uno de los mas grandes partidos políticos del país, y sabrá Dios cuántas diabluras mas pudo cometer antes de que fuera finalmente apresado, casi diez años después, viviendo en una esplendorosa mansión que envidiaría cualquier narcotraficante.