No es cierto que en este país todo esté perdido. En los últimos años, una parte importante de la ciudadanía dominicana ha librado batallas claves. Una de ellas fue la lucha por el 4% para Educación. Otras han sido para la preservación del ambiente: los Haitises, Loma Miranda, Valle Nuevo, etc.
Sin embargo, hay una lucha significativa que es necesario prenda en el seno de la sociedad dominicana: la lucha por la salud. Y es que, si bien es cierto que el Gobierno del presidente Danilo Medina está desarrollando un programa de remodelación de un grupo de hospitales, también lo es que los esfuerzos necesarios en salud reclaman urgente otras acciones como el aumento de la inversión.
En un panel reciente que organizó la Alianza por el Derecho a la Salud (ADESA), los tres expositores (Wilson Roa, presidente del CMD, y los economistas Rosa Cañete, Roque Féliz y José Rijo) coincidieron en que es totalmente irracional que en momentos en que el sector salud enfrenta una crisis que ha incidido en, por ejemplo, el incremento de muertes de recién nacidos, el Estado reduzca su inversión.
Y es que según datos de Adesa, el presupuesto de salud del año se redujo, en términos porcentuales del PIB, porque pasó de un 2.02% del Producto Interno Bruto (PIB) a un 1.89% del PIB (aunque este año se invierten 2 mil millones más).
Este dato es preocupante porque implica que el país de la región que, junto a otras naciones, exhibe uno de los mayores y más constantes crecimientos económicos, es al mismo tiempo, el que tiene, de los 34 países de América Latina y el Caribe, la más baja inversión en salud. ¡Qué contradicción!
Es por eso que creo urgente, necesario e importante la modificación del proyecto de Presupuesto 2019 para agregar un aumento significativo de las partidas destinadas al sector salud.
Si así se hace, estaríamos hablando de una inversión directa en los dominicanos y las dominicanas más vulnerables y empobrecidos, que son quienes, ante cualquier dolencia, se ven obligados a acudir a un hospital público que, de no aumentarse la inversión en salud, no cuenta con la capacidad de respuesta para garantizarles el cumplimiento del derecho a la salud.
De lo contrario, será la ciudadanía quien tenga el deber de lograr que las autoridades entiendan que así como se invierte el 4% del PIB para Educación preuniversitaria, así mismo es necesario que se invierte más en el sector salud, porque eso también es para toda la vida.