¿Y los cuartos dónde están?

¿Y los cuartos dónde están?

Si usted recibe un salario fijo, tiene un trabajo real (no una botella), le deducen los impuestos, y paga el servicio eléctrico, debería sentirse muy molesto o molesta.

La economía dominicana gira en un círculo vicioso. Cada gobierno gasta y malgasta lo que tiene y  no tiene. Lo que tiene viene fundamentalmente de los impuestos, y quienes más pagan, proporcionalmente, son las personas con trabajos fijos de salarios medios y altos porque se los deducen. Los que trabajan en el sector informal cuentan con vericuetos para la evasión, e igual sucede con los empresarios. Estos últimos no sólo evaden, sino que traspasan muchos costos adicionales a los clientes.

La población que paga impuesto sobre la renta es relativamente pequeña en la República Dominicana, así que ese grupo carga con la mayor cuota de subsidios al Estado. Este segmento es también el que sostiene los negocios que venden productos y servicios sujetos al pago de impuestos de transferencias (ITBIS).

Cada partido político que llega al poder recibe fuertes demandas para emplear a los suyos. El desempleo es alto en la economía dominicana y las clientelas esperan retribución por el apoyo político que ofrecen. Por eso fundamentalmente, y no por una mejoría en los servicios públicos, la empleomanía estatal siempre crece.

Para completar el presupuesto de gastos que el gobierno no alcanza a cubrir con ingresos ordinarios, recurre a préstamos. Décadas atrás, la República Dominicana tomaba muchos préstamos de los organismos internacionales que ofrecen mejores condiciones de pago, pero en décadas recientes, la banca privada internacional busca clientes, y casi siempre encuentra uno en la República Dominicana.

El último gran proyecto construido con dinero prestado es el Metro de Santo Domingo. Esos recursos, y muchos haitianos laborando, permitieron la rápida construcción de la primera línea. La segunda va, y para esa también se necesitan nuevos préstamos.

En países como República Dominicana hay dos formas de tomar prestado: de manera independiente, siempre y cuando no se descarrilen las finanzas; o mediante un acuerdo de vigilancia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar que se descarrilen las finanzas. El monitoreo del Fondo permite evitar excesos que provocarían alta inflación y devaluación de la moneda. Cuando los gobiernos se pasan en el gasto, el FMI requiere austeridad y aumento de impuestos.

Como la reducción de gastos parece misión imposible en el gobierno dominicano, se recurre entonces al aumento de impuestos. Por eso ahora hay un nuevo “paquetazo”.

La relación secuencial es clara y penosa: gastos, préstamos, deuda, presiones de pago, llega el FMI, ajustes, y nuevos préstamos. Quiera o no quiera, el pueblo (o un segmento del pueblo) paga por la fiesta a la que no fue invitado.

El acuerdo con el FMI es muy importante para este gobierno porque tiene en su aval haber mantenido por siete años la inflación moderada y el peso dominicano relativamente estable. Para sostener esta situación macroeconómica durante el próximo año, tiene que multar a la población con nuevos impuestos porque se excedió en los gastos.

Esos gastos no fueron fundamentalmente en educación, aunque ahora el gobierno argumente que los nuevos impuestos son, en parte, para invertir en ella.

Si malo ha sido que en casi 15 años no se destinara el mínimo del 4% del PIB a la educación como establece la Ley General de Educación, peor es que ahora el gobierno plantee que los nuevos impuestos son para ese objetivo.

No, gran parte de las recaudaciones por nuevos impuestos es, lamentablemente, para cubrir deudas acumuladas y para alimentar las clientelas políticas en este último año de gobierno.

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