¿Y por qué una Ley?

¿Y por qué una Ley?

Simpatizo con el propósito que estimuló al Congreso Nacional a votar una ley que provee de sueldo navideño a los funcionarios y empleados de los municipios. Creo, sin embargo, que nos excedimos. No es propio de un real y auténtico sistema democrático que uno de los poderes del Estado interfiera en actividades de otro de esos poderes. El Banco de Reservas de la República no depende del Poder Legislativo. Es una entidad de carácter comercial que, estructuralmente, se vincula al Poder Ejecutivo. ¿En qué cabeza cabe que una ley lo obligue a prestarle a un tercero, aunque este tercero sean empleados y funcionarios de gobiernos locales?

La ley era concebible si, por iniciativa del Poder Ejecutivo, se realizaba una transferencia de un capítulo de la Ley de Gastos Públicos hacia otro capítulo. Este último, verbigracia, la Secretaría de Estado de Hacienda, facilitaba esos recursos a los ayuntamientos.

Para resolver el problema de entregar el salario navideño a los funcionarios y empleados de los municipios había otras dos posibilidades. Una, por esa misma vía del Congreso Nacional, mediante una resolución, sugerir a la administración general del Banco de Reservas de la República la concesión del préstamo. Otra, por igual, con carácter de solicitud o sugerencia al Presidente de la República, que recomendara a la entidad bancaria esa concesión a los gobiernos locales con aval del gobierno central.

La ley se vota única y exclusivamente para satisfacción de la colectividad legislativa. Y por solidaridad con los ayuntamientos. También muestra que, pese a todas las peroratas, desconocemos el sentido propio de la institucionalidad. Por supuesto, sería inhumano que en estos momentos, a la luz de la imprevisión de los gobiernos locales, el Banco de Reservas de la República niegue la concesión de los fondos. Mas no debe otorgársele en virtud de una ley que, para fines de la entidad bancaria, es técnicamente inacogible. El Congreso Nacional no puede ordenar la concesión de préstamo alguno al Banco de Reservas de la República.

¿Qué debe hacerse? Guardar la ley para que, con el mismo ímpetu y esfuerzo, y con un sentido más claro de la institucionalidad democrática, se recojan sus palabras y se utilicen en otro proyecto. Y que la administración general del Banco de Reservas de la República, porque estos son días muy especiales, conceda, finalmente, los recursos que los gobiernos municipales necesitan para entregar el doble sueldo navideño.

Después de todo –preciso es recordarlo- estos son dineros de segura recuperación. Y siempre existe la posibilidad de que se escriban resoluciones justificatorias de una operación de esta naturaleza. ¿Acaso no prestan los bancos, incluyendo el banco comercial del Estado, para compra de vehículos a otros clientes? ¿Por qué no prestarle a los funcionarios y empleados de los ayuntamientos?

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