¿Y qué de la salud?

¿Y qué de la salud?

Muchos médicos han contado que reciben pacientes que antes de explicarles el motivo de la visita expresan su rechazo a recetas para las farmacias porque son muy caras y no pueden comprarlas.

Estos son, por supuesto, los pacientes que acuden a los centros públicos de salud. Porque estos se han convertido, con el pasar de los años, en hospitales, policlínicas y clínicas para los pobres o, si se quiere, los más pobres.

La salud debe ser uno de los derechos mejor servidos en una sociedad, pero aquí no lo es. Muy a pesar de los esfuerzos realizados por gobiernos, médicos y sociedad civil.

Puede leer: Crecimiento de “envidia” que genera inequidad

Debemos admitir, sin embargo, que si tiramos una línea del tiempo que cubra los últimos 75 años, es mucho lo que hemos avanzado en materia de salud. Por ejemplo, en 1950 las expectativas de vida eran de 44 años. Ahora son 75 años. Hay más enfermedades, pero la salud es mejor, también los servicios hospitalarios y médicos.

En retrospectiva, hemos tenido un gran avance. Pero en perspectiva, nos queda un gran trecho que recorrer para estar a la altura de las naciones que ofrecen un servicio médico-hospitalario de alta calidad, y así ahí debemos aspirar y trabajar.

Necesitamos combatir con eficiencia las llamadas enfermedades del agua, la epidemia de los accidentes automovilísticos, y, aunque hoy sean mucho menos que ayer, el dengue, la malaria, la tuberculosis y los males respiratorios deben ser reducidos a la mínima expresión.

El país sigue con el reto de disminuir más la mortalidad infantil y la mortalidad materna.

Los estudios indican, incluso los procedentes de organismos internacionales, que la inversión en salud sigue siendo ridículamente baja y que hay una brecha enorme entre la capacidad hospitalaria de la zona urbana y la de la zona rural. Más: hay provincias donde las especialidades no llegan, hecho que encarece aún más el servicio de salud.

Este es un tema, el de la salud, que necesita una acción inteligente que se concrete en una planificación con un horizonte de por lo menos 10 años. Una planificación que nos diga qué es necesario hacer y dónde hacerlo. No detenernos en la seguridad social, como ha ocurrido en los últimos tiempos, sino ir más allá, hacia todo el sistema sanitario de la República Dominicana.

Más leídas

Publicidad