Y repetiré mi saber…

Y repetiré mi saber…

Cada proceso electoral debe ser analizado desde las circunstancias políticas, sociales, económicas, culturales, históricas y geopolíticas en el que se realiza.
Cada elección tiene sus características y es necesario estudiarlas desde sus posibilidades de éxito. Al fin y al cabo se trata de la conquista del Poder que en esta ocasión está definido por una demanda generalizada de “unidad”. Unidad para superar el modelo de desarrollo impuesto sobre déficits presupuestarios que son cubiertos con deuda pública que serán convertidas en deuda externa o nacional; y cuyos pagos, capital e intereses, consumen el 51% de los recursos que demandan las obras públicas para el verdadero desarrollo nacional.
Unidad que reclama una Justicia sin procurador en el Consejo Nacional de la Magistratura, sin voto del presidente de la República para definir el Poder Judicial; de jueces inseguros porque al carecer de Independencia, y sobre todo si emite un “voto disidente”, será sustituido de la Carrera Judicial. Así fortalece el PLD el régimen de impunidad que caracteriza a sus gobiernos. Así se aumenta la inseguridad ciudadana. Así crece la corrupción. Por ese modelo carecemos de los fondos para un sistema de salud eficiente. El problema no es de candidatos, la solución es la unidad para el cambio de modelo, de sistema, de correcto ejercicio de la política que reclama la ciudadanía.
Esa unidad es necesaria hacia fuera y hacia dentro, lo decía en New York y repito ahora: “Mientras más se tarde la definición de nuestra candidatura, más se beneficia la candidatura contraria, y dado los números que están en la encuesta pienso que sería de grandeza política, interpretando el momento que vivimos, acelerar el proceso para que la democracia avance es una forma tan inteligente como fue la alianza con que nacimos y facilitó nuestra participación en el proceso electoral de 2016.” Si Wellington Arnaud, Mario Emilio Concepción o el compañero Hipólito Mejía estuvieran reconocidos por los estudios sociales como la mayoría, repetiría lo mismo.
He vivido muchos procesos convencionales y conozco el desgaste y el trabajo perdido entre nosotros, que muy bien pudieron ser usados en beneficio de la organización y en crecimiento de las candidaturas. No podemos ignorar que la realidad de nuestro pasado de divisiones está presente en la ciudadanía y exhibir nuestra unidad, es un inteligente aporte a la victoria electoral.
No es de tampoco de políticos responsables ignorar que el contrario es el PLD, partido que carece de límites para respetar procedimientos, leyes, el uso de los fondos públicos, capaz de ignorar las ideas civilistas y ciudadanas del Prof. Juan Bosch.
Quienes trabajamos por la “unidad” y por las vacaciones inevitables y necesarias para el Partido de la Liberación Dominicana, no debemos temer interpretar lo que piensa la ciudadanía y fortalecer el proceso formidable que estamos construyendo junto a la sociedad dominicana.

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