¿Y si el Presidente hiciera lo mismo?

<p>¿Y si el Presidente hiciera lo mismo?</p>

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
El ciudadano Presidente de la República llegó a la Casa de Gobierno con la determinación de construir una línea de Metro entre Villa Mella y La Feria, y desde entonces nadie ni nada ha podido detenerlo en alcanzar este propósito. Los recursos financieros no han faltado, ni los argumentos para responder a cada crítica que desde la opinión pública se hace contra esta obra monumental.

Por supuesto, para el gobierno el endeudamiento externo no ha sido un obstáculo. Tampoco la falta de recursos internos, ni la necesidad de financiar otras obras. El corazón y la mente del jefe del Estado han estado con el Metro, y esto ha bastado.

El ciudadano Presidente de la República también ha querido que el país sea sembrado, de manera figurada, de computadoras, y nada ni nadie ha impedido que así sea. Indotel ha sabido recoger este deseo gubernamental, este objetivo de gobierno, y por doquiera se han establecido centros para que estudiantes y adultos aprendan el uso de las computadoras y accedan a sus bondades y beneficios.

Como se trata de un deseo, una meta, del Presidente, nada ni nadie ha impedido que así sea. Los recursos financieros han estado disponibles y también la disponibilidad de recursos humanos y técnicos para hacer los estudios y averiguaciones de rigor.

Más recientemente, el ciudadano Presidente de la República se propuso reformar la Constitución de la República, y para conseguirlo ha puesto todo su empeño, toda su energía presidencial, todo su talento, todo su tiempo y los recursos humanos y financieros necesarios al servicio de este propósito.

Se trata de otra gran meta del doctor Leonel Fernández, de una idea que él ha venido acariciando y dándole forma, de un sueño que quiere hacer realidad, un jalón político-jurídico que el país debe, en su opinión, darse sin mayores demoras para corregir entuertos legales y contradicciones constitucionales.

Está claro, pues, que el ciudadano Presidente de la República tiene muy claras sus metas y, más todavía, que sabe qué hay que hacer para que las mismas se concreticen y se hagan realidad. El doctor Fernández nos ha dado sobrados ejemplos de esta característica de su liderazgo, tanto en esta administración como en su primera gestión de gobierno.

Lamentablemente, el orden de las metas del gobierno del doctor Fernández, su prelación, no ha coincidido con las metas o prioridades de la nación, es decir, de la mayoría absoluta de los gobernados. Estos han dicho una y otra vez, por medio de las encuestas de opinión pública auspiciadas por distintos medios de prensa, que los recursos públicos deben invertirse de forma prioritaria en otras áreas, en otros sectores, pero el gobierno ha hecho silencio y el Presidente de la República ha seguido cabalgando sobre sus sueños y deseos muy   personales.

¿Usted se imagina, lector y lectora, que el ciudadano Presidente de la República se propusiera terminar con la falta de aulas, de pupitres, de materiales educativos y de maestros mal pagados en la escuela pública dominicana? ¿Usted se imagina lo que ocurriría si el doctor Fernández dedicara el tiempo, su talento persuasivo, los recursos financieros, las ideas, los recursos humanos y la atención a la educación pública, como se los ha dedicado a la construcción del Metro, a la instalación de centros de computadoras y ahora a la reforma de la Constitución de la República?

Y si hiciera lo mismo con la salud pública, ¿qué pasaría?

bavegado@yahoo.com

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