Y si lo del zika es…

Y si lo del zika es…

En este tiempo de la era del conocimiento la vida sigue igual, los abusos continúan, el hambre se acrecienta, los pueblos subdesarrollados son sojuzgados con hilos más sofisticados y la ciencia se acumula en menos manos cada vez.
Entonces vale la pena hacer un ejercicio de memoria que puede resultar interesante.
El afamado escritor y novelista costarricense, Manuel (Magón) González Zeledón, nos da una demostración de dominio del género en el cuento “El “clis” de sol”.
Lo cuenta así: hace tres años que hubo un clis en que se escureció el sol en todo el medio; unos veinte días antes, Lina, mi mujer, salió habelitada de esas chiquillas. Desde ese entonce, le cogió un desasosiego tan grande, se salía de la casa de día y de noche, siempre ispiando pal cielo.
“Pa no cánsalo con el cuento, así siguió hasta que nacieron las muchachitas estas.
¿Usté conoce a un mestro italiano que hizo la torre de la iglesia de la villa? ¿Un hombre gato, pelo colorao, muy blanco que come en casa dende hace cuatro años?
Pos él jue el que me explicó la cosa del clis de sol.
Hay, pues, que tener ojo abierto, entre otras cosas, para que no le suceda lo que al personaje de Magón.
Escribí alguna vez un cuento titulado 11 (Once) en el cual refiero que cuando el marido salió de la cárcel encontró un hermoso niño que su compañera le presentó como el menor de la pareja. El hombre, perplejo, aceptó en principio la paternidad hasta que esa noche contó y recontó el tiempo que hacía pasado en la cárcel y eran 11 meses.
Ahora que las autoridades de Salud Pública piden que las mujeres eviten, que no resulten embarazadas por temor al zika y al alumbramiento de bebes con deformaciones indeseadas, se me ocurre recordar que el decimero santiaguense Luis Camejo escribió un excelente texto en el cual reflejó la “sabichocería” del criollo, en su obra “Puyas de javilla”.
El matrimonio fue a consultar al médico por problemas o preocupaciones sexuales de la pareja y el doctor le dijo que para que desapareciera el mal sólo debían mantener contacto sexual durante los meses que se escriben con la letra R, la consulta fue en abril. La pareja soportó estoicamente los meses de mayo, junio y a finales de julio el hombre preguntó: ¿vieja cuál es el mes que viene? ¡Argosto, viejo Argosto!
Estos no pidieron permiso al Rey para hacer el amor, como en los tiempos que en Inglaterra había que Fornicar Under Consent of the King, es decir pedir permiso al rey para fornicar.
Cuidado si el zika es una nueva política de control natal.

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