A dos años de que Inglaterra decidiera cobrar 0.06 dólares por cada bolsa que se llevan los clientes de los supermercados, el uso cayó 83 por ciento, de acuerdo con cifras registradas por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales.
Antes de que se impusiera el cargo, en octubre de 2015, el comprador usaba un promedio de 140 bolsas, pero actualmente no sobrepasa las 25 al año, según datos registrados por el departamento durante el primer año completo.

Los grandes minoristas están obligados a cobrar a los compradores un monto por bolsa, que luego es donado a diferentes causas benéficas.

El objetivo del gravamen es estimular a las personas a reutilizar las bolsas en lugar de tirarlas, de esta forma se evita la contaminación, ya que se disminuye el número de las que terminan en tiraderos, de las que quedan atrapadas en los árboles o de las que llegan a los océanos y que afectan a mamíferos y aves marinas.

Michael Gove, secretario de Medio Ambiente, celebró las cifras y confirmó que el gobierno introducirá este año una ley para prohibir la venta y fabricación de “microbeads”, micro-perlas de plástico, en pastas dentales, geles de ducha y otros cosméticos.

“Analizaremos los nuevos métodos para reducir la cantidad de plástico, en particular las botellas, que llegan hasta nuestros mares; mejorar los incentivos para disminuir el desperdicio y la basura, y revisar las sanciones disponibles para hacer frente a quienes contaminan, todo esto como parte de una estrategia renovada en materia de residuos y recursos que anticipa oportunidades fuera de la UE”, dijo Gove.

Los siete principales supermercados del Reino Unido dieron 6 mil millones de bolsas menos desde abril de 2016 hasta abril de 2017 en comparación con 2014, antes de implementarse el gravamen.

Gales, Escocia e Irlanda del Norte también aplican para sus clientes el cobro por las bolsas de plástico.

En el resto del mundo, Bangladesh, Italia, China y Sudáfrica ya las prohibieron.