¿Y Usted sabe quien soy yo?

¿Y Usted sabe quien soy yo?

AMANDA CASTILLO
Esta frase tan frecuente esconde una de las aptitudes más nocivas que tienen los dominicanos hacia la sociedad, ya que intenta legitimizar la impunidad. Aunque es frecuente escucharla desde hace algunos años, nos resulta difícil situarla en un tiempo histórico, creyendo algunos que se trata de esos vicios lingüísticos, que nos dejo la dictadura.

La expresión que se usa siempre o casi siempre, cuando se entra en discusión con alguien, que no tiene argumentos validos para defenderse, para refutar la acción en la cual ha sido sorprendido o puesto en evidencia, ya que por lo general se trata de una conducta indebida., tiene varios propósitos, donde el mas destacado es desarticular al que la escucha, anestesiarlo mediante la idea de que no somos nada ante un jefe.

Bajo esta expresión se esconden todas aquellas personas que se sienten por encima de las leyes, las normas, la autoridad, el ¿Y usted sabe quien soy yo?, por lo general es usado para atemorizar al que la escucha, ponerlo contra la pared, mientras se investiga quien es el suso dicho, ya que la expresión supuestamente envuelve en un halo de misterio al que la expresa, que pretende vincular a la persona a una supra autoridad capaz de aplastar todo lo que encuentre a su paso. Al escucharla lo primero que se piensa es que el que la expresa esta vinculado al poder político, claro esta, al gobierno de turno, lo que no siempre es así, pero hasta puede ser un vínculo distante con el poder político, a través de un primo militar, un compadre funcionario, un amante ocasional vinculado a algún partido de turno, muchas veces a nada de esto sino solo a la necesidad de amedrentar. Siendo significativo el número de dominicanos que han hecho uso de esta expresión, que todos hemos escuchado alguna vez.

Cabe observar que aquellos individuos que nos lanzan la pregunta ¿Y usted sabe quien soy yo? Por lo general tienen unos referentes sociales muy frágiles, siendo difícil prácticamente imposible encontrar que personas bien criadas, centradas en si mismas, con su identidad bien definida y los roles sociales bien trabajado, al punto de entender que todo es pasajero, hacerse tal pregunta, estos no sienten la necesidad de que nadie sepa quienes son, aun en los momentos mas anónimos, ellos saben quienes son y les importa un bledo que los demás no lo sepan. De aquí que el uso del termino suela darse entre pobres diablos del jeepetaje y el revolver, improvisados, que necesitan ampararse bajo la sombra del otro, porque no se sienten que son alguien por ellos mismos, convencidos de que los vínculos con el poder Político y la transgresión de las normas y las leyes, son la misma cosa, lo que les sitúa muy por encima de los demás pendejos, ya que en este país transgredir es sinónimo de ser alguien, de ser importante. Es aquí donde el término se convierte en una conducta peligrosa para la sociedad, pues se traduce en una conducta destructiva hacia el orden social, necesario para que los individuos en sociedad puedan convivir medianamente en armonía y mutuo respecto. Ya que esos que supuestamente están amparados por las instancias del poder, se sitúan por encima de todos los pendejos que intentamos mantener el orden social. Y es aquí donde cabe analizar cual es la relación y percepción que tiene gran parte de nuestra población vinculados o no al poder político y, a su rol como ciudadanos, ya que pareciera que para un gran numero de la población dominicana el poder político y la trasgresión de las normas sociales son la misma cosa. Convirtiendo el poder político en sinónimo de acabar con todo, sin que te pase nada y por supuesto la política en un oficio odioso, manejado por delincuentes irrefrenables.

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