¡Ya basta de  vivir en el peligro!

¡Ya basta de  vivir en el peligro!

POR GERMAN MARTE
Esta vez el susto fue tan grande, y tanto fueron los daños, que los residentes en La Barquita afirman que ya no necesitan más pruebas para convencerse de que no deben seguir viviendo allí, a merced de los caprichos de la madre naturaleza.

Para convencer a los más tercos, el río ha decidido quedarse unos cuantos días más dentro de sus casas.

Todavía ayer, la mayoría de las 1,367 casuchas  de madera y zinc viejo construidas a orilla del río Isabela, permanecían inundadas.

 Algunos de  los moradores dijeron que sólo cuando el paso del ciclón George se produjo una inundación semejante a la provocada por las lluvias que trajo la tormenta Noel.

La única vía de acceso al barrio, la calle  Central, está cubierta por una capa de lodo nauseabundo. El fango dificulta el paso hasta de aquellos que van a pie.

En total, 560 personas siguen refugiadas en la escuela, la iglesia y otros lugares donde fueron llevados por la Defensa Civil, desde el lunes.

Para un lugar seco

Héctor Matos dijo que los residentes en La Barquita no quieren que el gobierno vaya a regalarle zinc, madera y cemento para luego dejarlos en el mismo lugar, corriendo el mismo peligro cada vez que llueve.

Manifestó que el barrio lleva más de 20 años esperando ser reubicado, pero las autoridades no les cumplen.

“Oiga lo que queremos: que el gobierno levante a La Barquita por completo, para un lugar seco”, expresó Matos.

Ir a un lugar seco es lo único a que aspiran los demás residentes que ayer se esforzaban por limpiar algunos de los ajuares que lograron sacar del agua sucia o del fango que penetró a sus humildes viviendas.

 Más que pobres, dicen, se sienten en condiciones vulnerables, pues el río se mete a sus casas cada vez que llueve, mucho más cuando hay tantas precipitaciones como las provocadas por la tormenta tropical Noel.

“Ya está bueno de vivir en el peligro. Lo que queremos es que el gobierno nos consiga un solar en otro sitio, que nosotros mismos construimos nuestras casitas”,  dijo Matos.

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