FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La desobediencia de la mayoría de los legisladores perredeístas, de no atender el llamado de atrasar la aprobación de la reforma fiscal, que fuera aprobada en la víspera del día de las Mercedes, evidenció que hay nuevos aires que circulan en el ambiente político dominicano, y del cual esos legisladores no quieren apartarse sin recibir la brisa para no verse marginados en el disfrute de las mieles tan especiales que se derivan de las cercanías del nuevo poder político.

Así mismo, se evidenció que el otrora grupo dominante en el PRD, el PPH, sin los resortes del poder que tan generosamente fueran utilizados por ellos, no ofrece los atractivos tan especiales que hicieron quebrar a la administración perredeísta, dejando un cascarón sin recursos a las nuevas autoridades, que han tenido la necesidad de arañar para pagar los enormes compromisos con los generadores y distribuidores de electricidad, así como los suplidores del gas licuado de petróleo y atender los daños de Jeanne.

Para los dirigentes perredeístas, que usurparon la dirección del poderoso partido blanco, hundido en la ignominia de la corrupción rampante que caracterizó al gobierno anterior, debe ser una señal de peligro a sus posiciones y que va dirigido hacia una próxima remoción de los que han querido aferrarse a esa dirección para desde ahí, ahora, presionar al gobierno para que no emprenda acciones profilácticas en contra de los miembros de su partido en especial del PPH, que cometieron horrorosos actos de corrupción; luego, iniciar las acciones callejeras de agitación y de huelgas en las que el PRD es experto, y no permiten, que ningún gobierno, ya sea del PRSC o de PLD y hasta del mismo PRD, le transcurra un mes de su administración sin que se vean sacudidos por acciones de masas que provoque la represiva acción de las autoridades, con pérdidas de vida incluidas.

La señal de peligro, para la dirección perredeísta que usurpa los mandos de jefatura, es evidente; si para las elecciones se les respetó fue por la apreciación que ellos creyeron de que la reelección podría ser una posibilidad real. Pero el país dijo no para poder desplazar a quienes ambicionaban cuatro años más para prolongar el desorden administrativo, que con el paso de las semanas, el país se van enterando de las atrocidades cometidas con los recursos y uso del poder del Estado. Al país lo hundieron en la ignominia, las autoridades se vieron utilizando en su beneficio los carros robados y recuperados por la policía; que esas mismas autoridades se confabularon para permitir un gran trasiego de drogas, en que el ajuste de cuentas contó con el apoyo oficial. De nuevo el país, en otras administración perredeísta, se convirtió en un paraíso para el lavado de dinero, y hasta ser un paraíso para importantes prófugos buscados en otros países principalmente desde la Unión Europea. En los pasados cuatro años floreció la industria de la construcción en una proceso de lavado que a nadie se llamó a engaño por la magnitud de los recursos que llegaban y se convertían en varilla y cemento de las torres que engalanan el cielo de la capital y de Santiago.

No se podría decir que los legisladores perredeístas van a ser mercenarios, ahora, sin tener un control que los llamaba al orden desde el poder al cerrarles las llaves de recursos. Es que ahora podrían trabajar por el bien del país, sin obedecer a los intereses mezquinos de sus dirigentes y jefes políticos, que en ningún caso, trabajaron por el bienestar y el desarrollo nacional. Sus objetivos son incordiar, como sea necesario, al gobierno peledeísta, que sin congresistas suficientes, se podrían ver metidos en serias dificultades, si no tienen el coraje de utilizar otros medios para hacerle llegar al pueblo los posibles beneficios de medidas necesarias y dolorosas para enderezar el rumbo de la nación. Esta quedó fuera de control por el manejo de un grupo de gente, que utilizaron el poder para beneficiarse, y así lo hicieron, hasta en forma desfachadas de como ahora presentan declaraciones de bienes subvaluadas y amañadas de los valores y amañadas de los valores y propiedades con los que salieron del poder.

Los legisladores, tanto los diputados como los senadores del PRD, han dado una señal de que para ellos la actual dirección que controla aparentemente al partido, no es la legítima. De celebrarse la probable convención para renovar los cuadros dirigenciales el próximo mes de noviembre, podría surgir de nuevo la legitimidad, al menos que no se recurra al uso de parte de los recursos atesorados en los pasados cuatro años por los que tienen la necesidad de tener una maquinaria política que le sirva de resguardo a la hora que pudieran verse requeridos por las actuales autoridades para que expliquen el origen de sus fortunas, y de como fue que cometieron tantos disparates en sus cargos, dejando a la administración pública manga por hombro.