Ya llegó la hora

Ya llegó la hora

De terminar con el problema de la inmigración ilegal de haitianos a nuestro territorio, incluyendo la permanente atención médica con los haitianos que vienen con todos sus ajuares a las clínicas y hospitales del país para que sus hijos nazcan en República Dominicana, obtener un certificado de nacimiento de los mismos que luego sirva para reclamar la ciudadanía dominicana. También llegó la hora de derogar el decreto que prohíbe deportar a los nacionales haitianos ilegales y sin documentación de ninguna clase. Es bueno que nuestras autoridades tomen como ejemplo al gobierno de las Bahamas, que actúan sin contemplaciones contra todos ciudadanos de cualquier país que intente penetrar ilegalmente a sus territorios, como también lo hace España con los marroquíes, Italia, Francia y EE. UU. Muchos son los dominicanos expulsados del territorio de esos países, sin ninguna clase de explicaciones.

Recuerden que ya llegó la hora de cambiar la política de concesiones a los ilegales haitianos y de cualquier otro país, porque la presencia de ellos en nuestro suelo es un costo muy alto para todos los ciudadanos dominicanos que pagamos nuestros impuestos puntualmente. El que no crea esto, debe informarse que aquí consigue cama en un hospital del país los haitianos y haitianas que vienen a dar a luz a sus hijos, mientras que a las madres dominicanas le es casi imposible usar un hospital público, pues ya las camas están ocupadas por parturientas haitianas.

Todos los gobernantes que han pasado por Haití han querido, o han podido burlarse de nuestros nacionales. Ellos no son nuestros amigos, siempre han estado pendientes de ocupar nuestro territorio y mandar aquí y servirse de lo mejor de nuestra nación. El que no comparta esta idea, que repase con paciencia nuestra historia y podrá comprobar esta amarga realidad. El origen de la migración haitiana a nuestro territorio es un problema de más de 150 años, cuyo origen todos conocemos. Evitemos que sigan viniendo, porque eso puede concluir en una tragedia. Como dice el viejo refrán, el pasmo atacado a tiempo tiene remedio.

 

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