Ya no quedan mejillas

Ya no quedan mejillas

La solidaridad, el ejemplo, la honradez, la seriedad, el cumplimiento del deber, la puntualidad, el estudio, el trabajo, el amor a la familia y a la Patria, el respeto a los semejantes, el reconocimiento de los méritos ajenos, la justicia y la modestia, constituyen el perfil de un hombre bueno, serio.
Estos atributos se aprenden en el hogar, en enseñanzas de la religión, en el amor y el temor a Dios, en la conducta de nuestros mayores, que es el mejor modelo a imitar por los niños y los jóvenes.
Siempre queda algún atributo por señalar cuando se crea el perfil perfecto del ser humano, pero lo perfecto es enemigo de lo bueno, nunca olvidarlo.
Nos corresponde vivir en un mundo donde cada día hay menos solidaridad, menos honestidad, menos justicia, menos seriedad, menos cumplimiento de los deberes y las obligaciones, es como si viviésemos tras un bosque que nos impide sacar la cabeza y tenemos que forzar las ramas para ver la vida, para ver la claridad.
Por eso hay que tratar de aprender todos los días, todo el día, constantemente, de lo que ocurre hoy y hurgar en las enseñanzas del pasado que sirven como prólogo para nuestro diario quehacer.
Se sufre, pero se aprende, dice el refrán y en ese constante aprendizaje uno se pregunta cada día ¿Qué es lo bueno? ¿Qué es bueno? El insigne poeta venezolano Andrés Eloy Blanco escribió: “lo que hay que ser es mejor y no decir que se es bueno”.
Sólo hay que cumplir con el segundo mandamiento ordenado por el Señor: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
“El pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal” reza la principal oración bíblica.
La vieja discusión sobre lo oportuno entre el perdón y el castigo se decide cuando le preguntaron a Jesús cuántas veces perdonar y respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
Cuando vi centenares de camiones cargados de comida, ropa, madera, materiales de construcción, equipos pesados para reparación y apertura de carreteras y caminos que se dirigían a Haití, pensé en las veces en que engreídos haitianos cierran la frontera y rechazan los productos dominicanos, que ellos son incapaces de producir y pensé que dijo Jesús: “no resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.
Nos invaden el país, nos acusan como inhumanos y discriminadores, nos rechazan en la frontera, pero la burlan para infiltrarse aquí, realmente, ya no nos quedan mejillas para recibir más atrevimientos e irrespeto de los haitianos.

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