«Ya quisiera yo comerme una piernita asada, pero con qué…»

«Ya quisiera yo comerme una piernita asada, pero con qué…»

En el corazón de Cristo Rey, el barrio donde el padre Rogelio Cruz es un alma protectora, ancianas, desempleados, minusválidos y chiriperos rodeaban una mesa donde se vende la libra de pollo a RD$19.00; con esa rebaja de siete pesos la Nochebuena de Rosina Pichardo empieza a adquirir un matiz de alegría.

Porque esta mujer que vive sola, a la vera de una de las cañadas que atraviesan los cordones de miseria de Villa Mella, no tiene muchos motivos para estar feliz: está desempleada, su único hijo no la puede mantener porque tiene que dar de comer a seis bocas, y la debilidad de sus piernas le indica que la vejez ha tocado su puerta.

«Pero yo no me doblego por más difícil que esté la situación; yo me la busco en la calle vendiendo productos de belleza, tengo mi casita en Villa Mella gracias al padre Rogelio, y lo poco que consigo me da para llevarle una comprita a mi hermano que vive en Jarabacoa…como quiera que sea uno tiene que vivir».

En la calle Respaldo 32 del citado sector, donde en años anteriores los adornos navideños anunciaban la alegría, la música del «colmadón» retumbaba en los callejones desde la mañana, y las cervezas robadan hasta por los contenes, la gente tiene una prioridad: gastar lo menos posible en la cena de Navidad.

A Geraldino Encarnación no le queda más alternativa. De la venta de caña depende lo que llevará a su casa esta noche; quizás un pollo, un moro de guandules «y unos dulcitos pa los muchachitos».

Celina Trinidad, quien vive con su madre y no tiene empleo, espera reunirse con sus hermanos «pero no estoy segura de lo que cenaremos porque todo está por las nubes, ya quisiera yo comerme una piernita asada pero con qué cuarto».

Debido al alza de la prima del dólar, que de junio a octubre del 2003 pasó de RD$24.00 por US$1.00 a RD$40.00 por US$1.00, los precios de los artículos de consumo básico se han incrementado de manera desorbitante.

A pesar de las medidas económicas tomadas por las autoridades monetarias para controlar ese deslizamiento, la última de las cuales fue la creación de una comisión militar con potestad para controlar la supuesta especulación en el negocio de divisas, los colmados y supermercados siguen siendo muros de lamentaciones.

«LA POLITICA LO DAÑO TODO»

Para Wilfredo Meregildo la Nochebuena de este año será diferente porque la política lo ha dañado todo. «El lío del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) es tan grande que afecta la Navidad, sea usted perredeísta o no».

Meregildo pretende reunirse con sus amigos del barrio, tomarse unas cuantas «frías», y cenar tranquilamente con su familia «para que no se me pegue una vaina».

Francisco Vólquez, un desempleado chofer que perdió una pierna en un accidente ocurrido en Las Matas de Farfán, tiene pocos planes: cenar lo que aparezca y en armonía, pero antes visitar algunos amigos a ver si le consiguen un dinerito para rendir «los peces y los panes».

Soriano Ortiz tiene tanta ilusión de llegar al puesto de venta de pollos, como de conseguir los RD$1,200 que necesita para comprar el medicamento que le alivia la hernia discal.

«Si con estos doscientos pesos yo compro dos pollos seré feliz, porque una Nochebuena sin un pollito en la mesa es demasiado triste».

Tan entusiasmadas como él están Agustina Pérez y Altagracia Núñez, dos ancianas que apostadas en una esquina comentan los pasados tiempos, aquellas nochebuenas con lerenes, cerdos asados, pavos y las «funditas» que les regalaba el expresidente Joaquín Balaguer…para Núñez «ese sí daba»

Ana Abreu está apiñada en la fila de la parroquia de Cristo Rey, donde vendían a bajos precios los pollos que consiguió el padre Rogelio para su comunidad. Esta llena de algarabía porque para ella las dificultades económicas las resuelve con una carcajada.

Mas le entristece que Rogelio esté a punto de dejar el país, de dejar la comunidad en la que es un héroe «por las presiones del gobierno…pero el siempre quedará en el corazón de todos nosotros».

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