Ya una vez lo advertí

Ya una vez lo advertí

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Hace unos tres años, cuando se filtraron comentarios sobre una posible alza en los impuestos a las cervezas, advertí que cuidado con hacer nada que implicara nuevos impuestos a la E. León Jimenes, propietaria de la cervecería que produce la Presidente. En ese tiempo la citada empresa pagaba al Estado diez mil millones de pesos anuales por concepto de impuestos.

Bien, pasaron esos años y héte aquí que el actual gobierno se destapa con unos impuestos que han dado los siguientes resultados:                                                  

1.-Se produjo un bajón de importancia en el consumo de cerveza y, por lo tanto, en la venta del producto.

2.- Al bajar las ventas, bajó la recaudación de impuestos, aún por debajo de lo que anteriormente se recaudaba.

3.- Decenas de pequeños comercios como barras, bares, etc., se vieron obligados a cerrar sus puertas porque su clientela, usualmente de clase media-baja, no podía soportar los nuevos precios que, unidos a los de la electricidad, hacían punto menos que imposible la rentabilidad, pura y simple, de los mismos.

La situación sigue empeorando. La Cervecería tiene una necesidad urgente: aumentar sus ventas. De hacerlo todos ganarían, empezando por el Gobierno, que vería aumentar la recaudación de impuestos; segundo, los pequeños negocios más bien «barras familiares» como yo los he llamado, abrirían otra vez y venderían más y más cervezas, como antes.

En verdad, yo quisiera saber quién fue el «experto economista» que decidió que, aumentar el precio de la cerveza para pagar más impuestos, sería algo beneficioso.

Pues no lo ha sido, ni para el Estado ni para la Cervecería. Y mucho más para el consumidor que, con «cuatro frías», podía pasarse una mañana de domingo acompañado por amigos que, sin ningún tipo de quejas, se pondrían «donde el capitán los viera», porque esas «cuatro frías» estaban a su alcance.

Alguien introdujo sus extremidades inferiores y puso a la Cervecría en una mala posición, que crece con cada día que pasa.

Lo malo es que no veo que los ejecutivos de la empresa cervecera estén haciendo lo que tienen que hacer para salir del «hoyo» en que se encuentran. Bien allá ellos. Yo lo siento por partida doble. Ellos, los ejecutivos, me entenderán.

Y aquello de que «todo tiempo pasado fue mejor», es una realidad de a puño.

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