Ya vienen las jirafas

Ya vienen las jirafas

¿Lo ven?, ya casi llegan las jirafas de Boca Chica. Apenas salió publicado en esta misma página lo de las jirafas en esa playa y ya los candidatos presidenciales están preparando discursos ofreciendo transformar las horrorosas grúas del Puerto Multimodal en grandes jirafas para la diversión de los niños y mejor aspecto paisajístico de la playa… bueno, de la ex playa, porque ya Boca Chica es una especie de letrina a cielo abierto con todos esos hoteles mandando bajo tierra hacia el mar todos sus desechos.

La cosa es que desde que se enteraron los candidatos presidenciales de la posibilidad de hacerse propaganda también con las jirafas de Boca Chica, mandaron a diseñar algunos modelos para ponerle piel a los armazones.

Tienen un problema los candidatos, y es que probablemente las grúas no funcionen totalmente forradas de jirafas como se ve en la foto. Pero ya los asesores de campaña les aclararon que eso puede solucionarse fácilmente, puesto que toda la campaña electoral ha estado desarrollándose en base a promesas que no van a cumplirse, apariencias de funcionabilidad, estructuras de palillos de dientes, castillos de naipes y discursos vacíos. Por lo tanto, el que las grúas aparenten jirafas aún se vuelvan infuncionales no debe preocupar a nadie. De todas maneras sólo será durante la campaña, luego todo vuelve a la normalidad.

Lo de la normalidad es aquel decálogo presidencial de todo el que gana, así como sigue: 1) El gobierno anterior dejó el país en bancarrota (diría Leonel), o el gobierno anterior tuvo graves problemas económicos (díría Hipólito); 2) Hay que apretarse los cinturones; 3) Vamos a perseguir a los corruptos; 4) Hay que darle una oportunidad al nuevo gobierno; 5) No se puede arreglar todo en cuatro años; 6) Es imposible emplear a todo el mundo; 7) Vamos a estudiar el problema de la tasa del dólar; 8) Vamos a estudiar cómo bajar la comida, pero necesitamos tiempo, quizás cuatro años; 9) Estamos esperando que baje el petróleo para bajar los combustibles; y 10) No tenemos una varita mágica para resolver todos los problemas.

Y de nuevo desarmar la propaganda, botar la jirafa y quedarnos en cueros, como las grúas de Boca Chica.

[b]“Vamos a hacer pipí, amiguita”[/b]

Una seria investigación han iniciado científicos de diversas disciplinas de la antropología para saber por cuál razón las mujeres no pueden ir al baño solas cuando están en el cine, en un restaurante, en un salón de fiestas, en cualquier sitio público y mucho menos en el monte. Una situación totalmente contraria a los hombres, que prefieren irse a “cambiarle el agua a las aceitunas” en soledad.

Debido a lo relativamente íntimo demasiado relativo que es para la mujeres lo del “pipí”, los científicos nos han entreg… digo, han distribuido cámaras entre investigadores asociados para registrar algunos de esos momentos, incluidas conversaciones, gestos, carreritas nerviosas, vigilancias, contubernios y otras situaciones que se presentan en esos momentos de apuros y alivios.

Entre los sitios más utilizados y hábiles para la investigación en cuestión están las carreteras y las zonas de campamentos sin servicios, debido a que al aire libre la complicidad se presenta como una condición sine qua non para el desagüe de marras.

De manera que cuando usted si es mujer vea gente con cámaras y filmando medio a escondidas, no se asuste y haga su necesidad sin inmutarse, pues así colabora con la investigación.

Algunos de los investigadores han estado haciendo prácticas para la filmación infiltrándose en nidos de ratas, aunque con el riesgo de ser descubiertos y atacados, como ya ocurrió en una oportunidad. Pero eso será otra historia.

[b]¿Un palacete en medio de la selva?[/b]

Al final de una carretera que arranca desde “Las Filipinas” y sube hacia las montañas cubiertas de bosque húmedo, iniciándose la Sierra de Bahoruco, encontramos en construcción una especie de palacete que de inmediato sospechamos se trataba de alguna residencia veraniega de uno de nuestros políticos.

En medio de la selva húmeda es imposible sustraerse al contraste que ofrece esta construcción, cuya elevación domina un sitio minero: las minas de larimar.

Y es que dicha construcción está asociada a la extracción de esta bonita roca que ha causado gratísima impresión y buenos dividendos a quienes se han asociado para su extracción.

Pero ocurre que la edificación se ha quedado sin terminar a causa de algunos inconvenientes surgidos entre los mineros locales de larimar, organizados en una asociación, y la persona y entidad que construía el edificio.

Según nos informamos en el sitio, el edificio alojaría las oficinas, talleres, exposiciones y ventas de la Asociación de Extractores de Larimar, y quien lo construía era la empresa Zenón Constructions. Pero ahora la Zenón Constructions se ha interesado en la compra de todo el área para adueñarse de la minería de larimar.

Naturalmente, ha surgido el litigio. Los mineros locales no están dispuestos a dejarse arrebatar el rico sitio, pero todos sabemos cómo se manejan las cosas aquí. Ahora hay que esperar que dirá la Dirección de Minería al respecto. Esperemos.

[b]Un hurón ha muerto[/b]

¡Oigan! si un hurón ha muerto en la carretera mal presagio augura. Pocos animales salvajes son tan ágiles y esquivos como el hurón, o jurón, como también se le conoce.

El Mangus mangosta, como es el nombre técnico de este vivérrido, detecta ruidos y peligros a cientos de metros de distancia, por lo que resulta difícil atraparlo, cazarlo o aplastarlo con las ruedas de un vehículo.

Los hurones fueron traídos por los europeos y aquí se han desarrollado como plaga. Han resultado dañinos para algunos de nuestros animales endémicos (como la jutía, el solenodonte y muchas culebras). Es portador de la rabia, y cuando la hembra está parida se torna terriblemente agresiva, pudiendo atacar tanto a animales como a personas aunque se encuentre a muchos metros de su cubil.

Su hábitat preferido son los cañaverales, aunque puede encontrársele en otros hábitats siempre que no sean demasiado húmedos o fríos.

Por lo regular sabe esconderse muy bien y solamente suele vérsele atravesando velozmente las carreteras y a muchos metros de distancia, por lo que resulta raro que sea pisado por algún vehículo.

Así es que, si un hurón ha muerto alguna desgracia se nos viene encima… ¡Ah, es que estamos en elecciones!

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