Yamasá-Peralvillo: ¡cacao orgánico o desastre minero!

Yamasá-Peralvillo: ¡cacao orgánico o desastre minero!

Según su decisión final, el gobierno dejará claramente definido cuál es su concepción del desarrollo y si  sus discursos sobre sostenibilidad son  pura retórica. Minería y Agricultura no compaginan, como lo “orgánico” no soporta “lo minero”.  Peralvillo y Yamasá no tienen tradición minera, contrario a Maimón y Cotuí. Existe una tradición agrícola viva, productiva, enraizada, que amarra al campesino a sus tierras que  producen agua (Ozama, Guanuma) y cacao y víveres para la capital, en una labor que lo dignifica.

Permitir exploración minera en esa zona es una provocación a la revuelta campesina de una provincia atada a un pasado de lucha, Mamá Tingo y al cultivo del cacao en particular, porque es favorecida por los alisios, un saber hacer ancestral y una pequeña propiedad que se mima. 

El cultivo del cacao es una bendición para los países de clima tropical: reforesta, protege del sol, favorece la estabilidad de los suelos, fomenta empleos directos e indirectos, agrupa las familias en comunidades solidarias, dignifica la condición campesina porque además protegen  los acuíferos, la fauna y la flora.

En el país, el cacao y el café son la base de un  desarrollo sostenible basado en la calidad del producto (lo orgánico), en la estabilización de las familias campesinas en zonas de alturas medias, vertientes suaves, clima lluvioso. En la Sierra de Yamasá nacen todos los ríos y arroyos de la llanura costera: desde el Isabela, Ozama y Guanuma, que alimentan el acueducto de la zona oriental recién inaugurado.

 República Dominicana produce 5,000 TM de cacao:  el 2% de la producción mundial, es el primer exportador mundial de cacao orgánico, un mercado exigente, creciente, sobre todo europeo que permite a más de 40,000 hogares vivir con dignidad  (8,500 productores) y crear cerca de  350,000 empleos indirectos.

En 1999 los productos orgánicos contribuyeron en un 20% aproximadamente de las exportaciones agrícolas totales, con un valor de 9,6 millones de dólares.

En el 2000, el valor de las exportaciones orgánicas se había duplicado a 20,9 millones de dólares. Es un mercado ascendente, es una zona trabajadora, proveedora de bienes y servicios ambientales, que no le teme a la lucha ni al trabajo.  Los municipios de Yamasá y Peralvillo son  “verdes”, algunos hablan de provincia “esmeralda”.

No debemos permitir, bajo ningún pretexto,  que Minería,  Cerros Maimón y Barrick, los pinten de  “gris”.

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