Yipetocracia

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POR FEDERICO MARTÍNEZ
El dominicano es sin duda amable y hospitalario; excepto cuando se sienta detrás de un volante. La misma persona que se saldría de su ruta para ayudar a un desconocido a encontrar una dirección, se convierte en un energúmeno cuando debe pararse antes del paso de peatón para evitar bloquear una intersección o debe cederle el paso a otro vehículo. Esta conducta antisocial se exacerba cuando su vehículo es una “yipeta”.

Y es que la anomia del ser ha encontrado su redención en el mercado: “soy mi yipeta”, parece decir el señor que sentado a dos metros del suelo se eleva por encima de su mediocridad sobre el “leather” de sus asientos, mientras su equipo de música desparrama el arte de Julián Oro Duro o escucha la cháchara de la mañana.

Según las estadísticas de la Dirección General de Impuestos Internos, en el año 2000 el parque vehicular privado de yipetas era 40,621; para el 2005 se había triplicado: 124,802. Curiosamente, los reportes de la DGII, no indican el número de vehículos oficiales en el parque vehicular nacional. Presumo no andar muy desencaminado si asumo que entre el Congreso, la justicia, la presidencia con sus 21 secretarías de estado y los más de 100 organismos descentralizado hay varios miles más. Conozco el caso de un Secretario de Estado de la administración pasada que a su llegada al cargo compró a un amigo suyo veinte y tantas yipetas nuevas; su substituto actual las cambió todas por similares, pero de nuevo modelo y nuevo amigo.

El gobierno de Su Majestad la Reina Isabel II de Inglaterra publica en la página web “Decoro y Ética” (Propriety and Ethics*), unas normas muy simples en lo concerniente al transporte de ministros; ellas se basan en cinco principios: decoro, uso eficiente de los recursos, conciencia de costos, seguridad y responsabilidad pública.

En este reglamento de apenas dos páginas, se establece a quien se le asigna chofer y vehículo del estado británico, los usos autorizados y el tipo de vehículo por categoría de funcionario. Tiene en su listado sólo dos categorías de vehículos: Para los ministros del gabinete Vauxhall Omega Elite o el Rover 75 Connoisseur (motores de 3.0 litros) y los demás ministros, vice y parlamentarios “serán proveídos con su elección de Rover 45, Ford Mondeo, Vauxhall Vectra or Nissan Primera con un motor de 1.8 a 2.0 litros y un nivel de accesorios confortables, pero no extravagante”.

Según la Dirección General de Aduana el valor CIF de las yipetas de funcionario dominicano va de US$ 56,549.91 a US$67,211.72, Si el gobierno se decidiese a subastar 2,000 de estas yipetas por su valor CIF y exonera los impuestos a los adquirientes recaudaría cien millones de dólares o más. Con eso puede comprar 2,000 carros que se ajusten a las normas de Su Majestad la Reina Isabel II y sobrarán sesenta millones que pueden dedicarse a combatir la pobreza.

La rectificación fiscal propone un impuesto a la placa equivalente al 1% del valor del vehículo, esto implica que una yipeta de lujo pagará probablemente alrededor de RD$50,000 de placa. Me puedo imaginar “la gente del medio” lamentando  en tono hipócrita lo mucho que ha pagado por la placa.  Y es que en República Dominicana la yipeta no sólo define el modo de conducir, define también la posición social.

En la sociología popular dominicana las “yipeticas” de fabricación oriental las compra el “pueblo”; las mayores de fabricación oriental y americana (menos las Lexus y similares) califican a su dueño de clase media “con aspiraciones”; Las yipetas Lexus y congéneres indican que adentro va un funcionario y las yipetas de fabricación británica o alemana es el carruaje de la nobleza dominicana de nuevo cuño.

Cuando usted vea en la calle una yipeta piense en lo que cuesta.  En la tabla que sigue he tratado de expresar en años de trabajo de un empleado de salario mínimo el precio de estos vehículos:

Tipo de Yipeta (año2006)

Precio de la yipeta expresado en años de trabajo de un obrero de Zona Franca en RD**

Yipetas de la Nobleza Dominicana

74 años y dos meses

Yipeta de Funcionario

58 años y 9 meses

Yipeta de Clase Media “Con Aspiraciones”

34 años

Yipeta del Pueblo

21 años

Todo el mundo tiene derecho a disfrutar el resultado de su esfuerzo, pero cuando ese disfrute ofende la precariedad con la que se desenvuelven aquellos congéneres cuya desgracia es no haber nacido de padres con posibilidades o no haber tenido el chance de engancharse en un partido ganador, ese consumo debe considerarse obsceno.

Mi hermana anduvo por Argentina a principios de año; entre las cosas que le llamó la atención fue la ausencia de yipetas en Buenos Aires.  Quizás la explicación de esa ausencia se debe a que los argentinos tienen las piernas más cortas que los dominicanos y les da trabajo “treparse” a esos vehículos tan altos. Otra posible explicación es que Argentina produjo a Borges, Sábato y Cortazar y nosotros peloteros y El Añoñaito.

Hace muchos años tuve el honor de trabajar para Don Pedro Rivera; en una de nuestras conversaciones, explicándome porqué había sacado de la empresa a alguien después de haber sido promovido, me dijo en su profundo acento cibabeño: “Maitine, no to’ ie mundo da pa’ tenei un arma, pa’ tenei cuaito o pa’ sei jefe”.

El autor es consultor de negocios

Email: federico@promarketdr.com, www.tomandoencuenta.blogspot.com
* http://www.cabinetoffice.gov.uk/propriety_and_ethics/ministers
/ministers_travel.asp

** Precio de las yipetas tomados de super-carros.com y salario mínimo según resolución 2-2005 de la Secretaría de Trabajo.

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