Yo apoyo a Juan Bolívar

Yo apoyo a Juan Bolívar

Hoy día mientras el ejercicio periodístico avanza técnicamente gracias a nuevas tecnologías, su esencia social parece estar involucionando. En el plano ético en el panorama nacional abundan las llamadas bocinas e interactivos, personas que a cambio de cheques pagados con dinero del Estado, ya no se conforman con no cuestionar o defender lo indefendible, sino que buscan enlodar reputaciones y desacreditar a quienes consideran contrarios.

Esta práctica se contradice con la máxima que estudiantes de periodismo aprendemos en los códigos de ética y teorías de la comunicación: “Nunca debemos servir al poder de turno, sino a la ciudadanía”.

Por eso, cuando en el periodismo abundan los malos ejemplos, jóvenes comunicadores levantamos la voz en defensa de uno de nuestros principales faroles.

Y es que antes de muchos de nosotros nacer ya Juan Bolívar Díaz ejercía un periodismo responsable, en defensa de los intereses del pueblo dominicano. Crecimos desayunando con su segmento “Análisis y Perspectiva” antes de ir a la escuela y durante todo este tiempo escuchamos posicionamientos claros y sin manipulaciones, sobre las problemáticas nacionales.

En ese entonces ya lo veíamos como una persona de una sola cara a quien las relaciones primarias y afectivas no hacen cambiar el análisis objetivo de la realidad.

Recordamos de la historia su pregunta famosa que provocó la ira de Balaguer en los 12 años. Una actitud valiente y coherente con lo que ha sido toda su vida de trabajo. Por inquietar, hoy como ayer, merece nuestro apoyo.

Ha sido maestro de generaciones de periodistas, demostrando con hechos que un buen ejercicio periodístico se realiza desde el respeto y la responsabilidad.

 En lo social es ejemplo de entrega haciendo trabajo voluntario a través de instituciones dedicadas al bien común. De su lado humano destacan su capacidad para buscar soluciones y asumir que se puede cada día dar la batalla sin dejarse arropar por el pesimismo que otros éticos y serios de su generación exhiben, abandonados al que “todo está perdido”.

A pesar de que, como él mismo dice, el país sigue casi con los mismos problemas de hace 30 ó 40 años, no pierde la fe en el porvenir, en esta patria querida y en su gente. Cada día renueva su esperanza y sale a aportar su voz y su talento  contra las injusticias, las ilegalidades y la corrupción, en un ejercicio periodístico a favor de la vida, de los intereses colectivos, en pro del país que merecemos, uno mejor donde prevalezcan los valores democráticos, la libertad y un verdadero Estado de derecho, posible para todos.

En nuestra experiencia  en Voces Nuevas, segmento juvenil de Uno+Uno, nos demostró que respeta a las nuevas generaciones. En ese espacio nunca nos bajó línea diciendo que no digamos esto o aquello: la mayor muestra de su firme creencia en el derecho a la libre expresión y difusión del pensamiento.

Es por eso que como jóvenes, como comunicadores y como ciudadanos críticos nos sumamos a los sectores sociales y periodísticos que han salido en defensa de Juan ante la campaña sucia que está circulando en su contra. A los autores de ella le decimos que él  no está sólo y que los buenos dominicanos siempre han sabido unirse a las mejores causas.

A Juan le deseamos salud, corazón y juicio, lo necesario “cuando hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria”, como dijo Juan Pablo Duarte.

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