Yo, el senador

Yo, el senador

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
La cosa comenzó en la antigua Roma. Los senadores eran las personas más respetables, conocidas por sus dotes de bonhomía, seriedad, capacidad, educación, formación, experiencia y otros muy buenos atributos.

Incluso fue con ellos que nació la calificación de “patricios” para los descendientes de los primeros senadores romanos y para las personas calificadas como servidoras a la patria sin interés personal, y en lo adelante éstos -los patricios de Roma- fueron conformando una especie de línea de comportamiento que les llevaba al Senado, la Asamblea de Patricios que conformaba el Consejo Supremo en Roma, es decir, la máxima autoridad.

Entre las responsabilidades de los senadores de la antigua Roma estaba la de organizar el ejército regular y contribuir a los gastos públicos, léase bien, CONTRIBUIR A LOS GASTOS PUBLICOS. ¡Ay San Patricio, cómo ha cambiado la cosa!

Pues en la carretera que lleva a Pedernales nos encontramos con un espantapájaros tan original, tan original, que más bien tiene el aspecto y “función” de un senador de ahora, de los nuestros.

Lo primero es que el dichoso senador, o espantapájaros, del sur, centra su ocupación en “manejar” sentado un bien común. Para ello suele estar vestido de traje, de manera que su aspecto sea de prestancia y no se le pueda confundir con otras personas. Es normal, para los senadores es fundamental que se les distinga, NO merecer distinción, que es otro asunto, sino que se les distinga del resto que abejea en su entorno.

Así, el espantapájaros que hoy nos acompaña también demanda que se le distinga, porque de otra manera no puede cumplir con su “función” a los ojos de las aves. Claro que, en la vida real, el espantapájaros del sur sí deja que sus “pájaros” favoritos se aprovechen del bien público que él finge proteger y defender.

Para la República Dominicana -y para cualquier país- es definitivamente imposible llegar a los niveles de la antigua Roma. Pero por lo menos se puede hacer un esfuerzo en tener senadores patricios, gente de bien -porque los hay- de las diferentes provincias que trabajen por sus pueblos y no anden culpando al gobierno central de los problemas que ellos mismos alimentan con su comportamiento de espantapájaros selectivo.

LOS GRAFITIS DEL PADRE AVELINO

Por si ustedes no lo sabían, el Padre Avelino, ahora estrella de la televisión en Santo Domingo, específicamente en el Canal 11 de Telesistema, fue un grafitero empedernido mientras estuvo en Pedernales.

Al Padre Avelino le importaba un carajo que la Policía se molestara por los grafitis con que llenaba paredes en las calles de Pedernales. Al fin y al cabo los grafitis son considerados una de las manifestaciones del “Pop Art” (arte popular) de mayor aceptación en el medio de plástica moderna.

Pues no sé si al amparo de la noche o al desparpajo del día, el Padre Avelino se despachaba con grafitis a todo el largo de paños de paredes con parrafadas que en otros tiempos hubieran sido calificadas como manifiestos comunistas de la más baja ralea, o como llamados a la insurrección, calumnias ateas y disociadoras, o como atentados a la paz y a la democracia.

La cuestión es que los grafitis en cuestión señalan significados sobre la Patria que a cualquier senador o diputado deben poner ojerizos, y fácilmente pueden ocurrir dos cosas: o que el senador y los diputados de Pedernales acusen al Padre Avelino de mal ejemplo para la juventud, o decidan renunciar a sus puestos por no ajustarse sus prácticas actuales a las que se esperan de los patricios que ocupan cargos en representación de una Patria como la contempla y expone el Padre Avelino en sus grafitis.

UN TÚMULO COMO TUMBA

Una de las “tumbas” -porque no sé si tienen otros nombres- que aparece en la carretera que lleva a Pedernales, es un túmulo dedicado a Néstor Terrero Turbí, seguramente familiar del notable pescador y guardaparques de Oviedo Blanco Turbí. Este Néstor murió en el 2002, según la información al pie de la cruz que sobresale del túmulo de piedra.

La costumbre de las tumbas a orillas de las carreteras no recuerdo que se repita en otros países. Pero en la República Dominicana pronto tendremos cementerios a todo lo largo de las carreteras si seguimos con esas dos costumbres: la de construir esas tumbas y la de estarse matando tan deportivamente en las carreteras.

Porque esa es otra cosa, ya matarse en una carretera es un deporte nacional que tiene cantidad de admiradores, admiradoras, adeptos y adeptas. Eso puede hacernos ganar alguna distinción entre los nuevos deportes del mundo, y hasta podría ser posible que seamos los primeros en solicitar la sede para los “Primeros Juegos Internacionales del Despanzurre en Carreteras”, y naturalmente, coronarnos como campeones dada nuestra experiencia, demostrada en nuestras carreteras.

De ahí a proponer este nuevo deporte para que sea incluido en los Olímpicos no hay mucha distancia. Porque si fuimos capaces de tirar por la borda la posibilidad de que tuviéramos al Parque Nacional del Este dentro del listado de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, no sería tan difícil lograr que esta propuesta del nuevo deporte de carreteras sea aceptada entre las olimpiadas.

TUMBAS AERODINÁMICAS

Bueno, lo de aerodinámicas no son exactamente las tumbas. En este caso es la cruz que la adorna. Esta es otra “tumba” de la carretera Oviedo Pedernales. Corresponde a Claribel Pérez C., pero le decían Ani.

Pues la “tumba” de Ani tiene cruz aerodinámica, placa de níquel, bombo protector de velones y cuadrícula plana de cemento. La cruz aerodinámica tiene el propósito de ajustarse a los embates del viento, sorteándolos desde su inmovilidad para evitar que la contundencia eólica repercuta en el empotramiento de su base de cemento, que como ya dijimos, se trata de una cuadrícula de terminado rugoso que hace juego con lo áspero -aunque no exento de hermosura- del entorno.

La placa de níquel releva el nombre de la dueña de la “tumba”, destacando categoría social y distinción aún después del “más allá”, lo que seguramente conquistó con esfuerzo durante sus 30 años de vida.

Finalmente está el “bombo”, instrumento de grata recordación para las mujeres que “juntaban candela” en anafes desde las cinco de la mañana en la puerta de la cocina y le colocaban dicho “bombo” para ayudar a que la cuaba se mantuviera encendida y conseguir un rápido inicio de la combustión del carbón vegetal.

En el caso de la “tumba” de Ani el bombo sirve para evitar que los vientos apaguen los velones que en su recordación se les dejan.

Una aclaración necesaria. De ninguna manera estos comentarios tienen la intención de molestar su recordación entre sus familiares y relacionados, quienes espero la recuerden con cariño.

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