Yo no me doy cuenta

Yo no me doy cuenta

Cada gobierno, cada “Era”, no sólo dicta leyes sino que regula el idioma, la conducta de la gente y hasta el clima mental y material.

En la “Era de Trujillo” en el cielo no sólo brillaron las cinco estrellas del Benefactor, sino que éstas andaban injertas en los bolsillos y tuétanos de lo cotidiano.

Bajo la luz de esas estrellas florecía una dulce paz, el Estado funcionaba con unos engranajes de miel, y una cortina de flores topaba lo feo, pero un hombre tan bueno y estrellado era incapaz de fealdades. ¡viva el Jefe y su discipulado!

Así, el clima político, el lenguaje, el hablar, afinaban con la palabra “el jefe”, “el hombre”, “el gallo”, “el macho”, “el Benefactor”. Así se evitaba la espinosa palabra Trujillo, que sólo se usaba con aspirinas y respetuosa discreción, porque su sabor amargaba el bofe y la digestión.

Éramos una isla con sus linderos felices: al Norte, el Partido Dominicano; al Sur, los guardias amarillos; al Este, el querido Servicio de Inteligencia Johnny Abbes y otros primates; Al Oeste, La Cuarenta, y, y en medio estábamos nosotros, con una banderita feliz en  las manos…

Y había además formas de comentar, de disimular, aprobar, aplaudir, una manera de caminar y hasta de respirar. Ese era el protocolo oficial…. ¡Viva el Jefe y rompan fila!

Ahora, dando un salto histórico hacia adelante (E’ palante que vamos), gobierno la minifalda, el ombligo femenino resplandece, los jóvenes fuman, y a veces no es marihuana, pero lamentablemente todavía como una esfinge rige “el gancho” del artículo cincuenta y cinco de la Constitución (su resto está demás), y en el cielo y en el idioma hay unos nubarrones de susto, de pobreza, de comité de base, y si me preguntan les digo: “no me doy cuenta”, porque al que se dé cuenta le caen arriba las voces pagadas, los impuestos, el fiscal y una cosecha de alguaciles.

En el aire flota “el gancho afilado” de Toño Zaglul; y sepan que el gancho es un aparato que espanta, un rayo que cae con el sol afuera, que clausura partidos e ideologías, huele a destituciones, a chisme, y a decreto eléctrico.

No hay foro público que doblega bolsillos y rompe espaldas, y alguien dice “se lo lambieron”, “fue un ajuste de cuentas con itebis” o un “intercambio de disparos”.

El rayo cayó de “orden superior” y no importa que la víctima amenace con pelear hasta las “últimas consecuencias”, o que diga “venceremos caiga quien caiga”: es lo mismo, no pasa nada.

Es que el Trópico, con su clima, llueve hasta sin nubes, llueve de “orden superior”; ¿y las causas? Es que “yo no me doy cuenta…”

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