La campaña del 4% del Producto Interno Bruto para la educación, en cumplimiento de la Ley, parece una batalla consolidada. Por eso, titular un artículo por el 5.5% sería insensato. Yo lo asumo, porque si el presidente Leonel Fernández firmó la Declaración Final de la Cumbre Iberoamericana de Mar de Plata, estableciendo esa cifra como meta para los gobiernos de Iberoamérica, ¿por qué pedir el 4 si el Presidente firmó aspirando al 5.5?

En consecuencia, podemos discutir la factibilidad y necesidad de establecer cotas más altas para educación. El 5.5% se estableció porque Argentina, anfitriona de la Cumbre Iberoamericana, mostró el éxito de establecer el 5% y logró alcanzar el 6% del PIB como inversión en la educación.

Costa Rica, país y economía comparable con República Dominicana, alcanza el 8% del PIB como inversión en educación. Los campeones son los países nórdicos que sobrepasan el 10% y ciudades-estados como Singapur llevan topes más altos.

Por lo tanto, hablar de que dispondremos del 30% de los fondos extraordinarios para dedicarlos a la educación en los ingresos del 2011 es pensar en migajas para saciar las necesidades de capacitación de los recursos humanos suficientes para enfrentar los retos de la globalización y de la revolución científico-tecnológica.

Por lo tanto, reclamo que el Presidente Medina establezca como meta para alcanzar la cuota para la educación en el 5.5% del Producto Interno Bruto para el presupuesto del 2014. Así que el primer paso podría ser el establecimiento del 4% para el 2013. Pero, ¿es una oportunidad perdida ahora que se habla de un Pacto por la Educación y un Pacto fiscal?

Espero que sea el eje de la discusión en el seno del Consejo Económico, Social e Institucional, porque de algo debe servir  la consideración de la “continuidad del Estado”. Si es utopía, de utopías se nutre la esperanza.