Yo vi a Lucía llorar por Mandela

Yo vi a Lucía llorar por Mandela

Eran las cinco y cinco minutos de la tarde del jueves cinco de diciembre del 2013, cuando el instructor del Curso-taller Regional “Valorando la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos para su Conservación”, que se llevaba a cabo en la Ciudad de Panamá del 2 al 5 de diciembre, se disponía a clausurar dicho evento, y previamente con una pausa nostálgica nos dijo: Quiero comunicarles que acabo de recibir la información de que Nelson Mandela ha muerto.

Todos los participantes de los diez países allí representados (República Dominicana, México, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y Belice) nos quedamos impactados y en silencio absoluto. Nos mirábamos el uno al otro, y sin darnos cuenta, sin proponérnoslo rendíamos un aparente minuto de silencio a la memoria de un ser humano que universalizó la dignidad de un pueblo; un ser humano que nos deja la mejor de las herencias colectivas: el espíritu de la perseverancia y la determinación inquebrantable de luchar siempre por la igualdad, por la justicia, por la libertad, por el amor y la paz entre los seres humanos.

En el transcurso de ese minuto, o de un segundo minuto, porque nadie estaba al tanto del tiempo, en un instante de silencio el rostro de Lucía se fue cubriendo de un liquido prístino, que poco a poco inundó las cuencas de sus ojos y se desbordaba por sus pómulos hasta sentir en su boca la sal amarga que irrigaba todo su estado emocional al escuchar tan lamentable noticia.

Lucía Scodanibbio es una hermosa mujer de piel blanca, nacida y formada en Sudáfrica, hija de un matrimonio italiano radicado en África. Lucía es africana orgullosa de ser sudafricana. Trabaja para PNUMA.

Cuando Lucía nació Mandela estaba preso, Lucía no sabía quién era Mandela, hasta ese día del mes de febrero del 1990, después de 27 años preso, cuando éste salió de la cárcel y su sonrisa de amor y paz interior iluminaron la faz del Planeta.

Mandela, desde esta isla Quisqueya, cultural y biológicamente conectada a tu continente, quiero decirte que en Panamá fui testigo de que la semilla que sembraste está creciendo en los corazones fértiles de la humanidad, y sabes por qué? Porque yo vi a Lucía llorar por tu partida.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas