Yves Saint Laurent amó a las mujeres

Yves Saint Laurent amó a las mujeres

EFE reportaje. A la gran fortuna que amasó a lo largo de su carrera se unieron los beneficios logrados con la venta de sus colecciones de arte en la que se denominó “la subasta del siglo” gracias a la cual, el diseñador recaudó desde la tumba 350 millones de dólares (408.020.517 euros) durante el año 2009, según la lista publicada por Forbes.

Su irrefrenable pasión por el arte y un ojo inmejorable para comprar bien y descubrir nuevos talentos, le llevaron a crear, junto con Pierre Bergé, su compañero durante cincuenta años en lo personal y en lo profesional, una de las colecciones privadas más importantes del mundo que quedó dispersa en sólo tres días de subastas durante los cuales se alcanzaron varios récords de ventas.

Como en sus desfiles, antes de iniciarse las sesiones en el Grand Palais de París, la voz de la soprano griega María Callas, con su legendaria interpretación de la “Casta Diva” llegó a los numerosos asistentes que en directo, unos 1,200 compradores, o por teléfono, a través de las cien líneas habilitadas, pujaron por obras de Henri Matisse, 35 millones de euros; de Constantin Brancusi, 26 millones de euros, o de Piet Mondrian, Giorgio de Chirico, Cézanne, Toulouse-Lautrec, Klimt, Munch, Braque, Gris, Théodore Géricault y Jean-Auguste Ingres.

El respeto y la adoración de algunos por el modista francés quedaron reflejados cuando, en un religioso silencio, dos coleccionistas pujaron por quedarse con “Belle Haleine- eau de voilette”, un frasco de perfume de 16 centímetros de altura creado en 1921 por Marcel Duchamp con la colaboración de Man Ray, fruto de una colaboración entre dos artistas que pretendieron provocar haciendo arte de un simple frasco de perfume, con su contenido ya evaporado y por el que se pagó 7.9 millones de euros.

Y es que Yves Saint Laurent fue mucho más que un príncipe de la alta costura o un destacado coleccionista. Fue un hombre que amó a las mujeres y por ello las transformó y les dio poder a través de sus creaciones.

Artesano fabricante de felicidad

Artista genial y frágil, él mismo se definía como “artesano fabricante de felicidad”. Contrario a la tiranía de las tendencias bianuales que ponen a las mujeres en el peligro de perder su naturaleza, con su estilo y su elegancia natural, creó prendas para la eternidad.

Con su talento apostó por la cazadora negra (1960), el esmoquin (1962) y la sahariana (1969), tres clásicos ya eternos que él colocó por primera vez sobre la silueta femenina, que en los años 80 y 90 fue el primero en desvestir, en modelos de gala con escotes de vértigo o transparentes, con el pecho al descubierto o con osadas aperturas laterales que comenzaban a veces ya en la cintura.

Gran artista del color, capaz de reunir en un solo modelo tonos en otras manos imposibles, Yves Saint Laurent, llevado por su interés en convertir en femenino lo masculino, dio también a la mujer el traje pantalón, las bermudas y la trenca, ese abrigo corto, con capucha y con piezas alargadas a modo de botones, que se pasan por presillas.

En su opinión, “el más bello vestido que puede lucir una mujer son los brazos del hombre que ama”.

Tímido y sensible

Yves Saint Laurent tenía una  timidez e hipersensibilidad casi enfermiza, conoció muy pronto la gloria internacional. Amante de lo exótico, de África, continente donde nació el 1 de agosto de 1936 en Orán (Argelia), Saint Laurent dejó traslucir en sus creaciones su amor por el arte, al que dedicó colecciones enteras, inspiradas en Mondrian, Picasso, Braque o Andy Warhol.

La gran historia de amor de Yves Saint Laurent con la costura surgió en su infancia, cuando dibujaba vestidos para las muñecas de sus hermanas, y ya a los 17 años  ganó un concurso.

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