Por Hainan Reynoso Uribe

El albañil Hilario Pascual, mejor conocido como el Grillo, acudió a las autoridades tras declarar que no tiene ninguna otra responsabilidad que la de recibir una bolsa con cadáveres de bebés en el lugar donde consumía bebidas alcohólicas, próximo al cementerio Cristo Salvador.

El Grillo llegó ayer al Palacio de la Policía acompañado del periodista Ramón Tolentino, el activista Diógenes Ozuna y Luisito Figueroa, tal como lo había prometido en un vídeo.

El relacionista público de la Policía, Diego Pesqueira, se apresuró a recibirlos en el parqueo de la institución, donde el Grillo le estrechó la mano y lo siguió mientras exhibía una expresión muy tensa y examinaba el lugar mirando constantemente a todos lados.

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El albañil, que había permanecido en silencio, nervioso y seguía mirando en todas las direcciones en el trayecto hacia la sala de prensa y una vez allí, finalmente cedió ante la presión de los reporteros cuando era escoltado a su celda; dijo que no se trata de una práctica acostumbrada y que simplemente recibió una funda en el lugar donde se bebía unos tragos.

Reiteró que en el proceso de recargar la batería de su vehículo habría olvidado la funda con los cadáveres frente al cementerio.

Previo a su detención, el Grillo le narró a la prensa que estaba tan embriagado que olvidó haber recibido el encargo de manos del chofer de la Funeraria la Popular, se fue a recargar la batería de su carro y se retiró a su casa a dormir.

Afirma que fue consciente de lo sucedido cuando lo llamaron al otro día, a las 6:30 de la mañana, porque la Policía lo procuraba con relación al hallazgo de los seis cadáveres abandonados a la entrada del cementerio Cristo Salvador.

El Grillo fue enfático en que nada tuvo que ver con la muerte de los infantes y que obvió el protocolo, ya que el chofer de la Funeraria La Popular se presentó las 6:00 de la tarde, pasada la hora de cierre del camposanto. Explicó que no acudió inmediatamente a las autoridades porque nunca se había visto en tales circunstancias.