Zamia, la nueva atracción de los jardines

Zamia, la nueva atracción de los jardines

Los jardines locales tienen una nueva estrella. No produce ninguna flor llamativa como la Espina de Cristo que se puso de moda hace un tiempo, tampoco despide ninguna fragancia agradable y hay que esperar muchísimo tiempo para verla crecer. Pero, por alguna razón, la zamia está acaparando la atención de los fanáticos de plantas que, como ésta, no son muy comunes.

A pesar de lo dicho al principio, es una planta muy interesante. Su lento crecimiento no es más que un “engaño” de la naturaleza, pues al cabo del tiempo necesario comenzará a tomar su espacio, mucho más de lo que tenía previsto para ella.

De hecho, muchos que compraron la zamia sin conocerla y siendo apenas una simple ramita, han terminado sorprendidos de lo frondosa que puede llegar a ser.

Caribeña. La zamia, nativa de América tropical y subtropical, es un género de la familia de las cicadáceas, siendo la más pequeña del grupo. Cuando alcanzan un buen tamaño la disposición de sus ramas la hace lucir similar a una palma. 

Sus hojas son de un verde intenso y con una textura que la hace parecer de plástico. Esta es quizás una de las razones por las que resulta tan atractiva, pues hasta que no se mira de cerca y se toca, fácilmente se puede creer que es una planta artificial.

Las hojas crecen formando una roseta simétrica, y tienden a extenderse verticalmente cuando crecen a pleno sol, y más horizontalmente cuando se tiene en sombra.

A veces resulta difícil de distinguir por la gran cantidad de especies existentes y porque las hojas pueden sufrir cambios por la edad o forma de cultivo.

Poco a poco. La zamia es una planta de crecimiento muy lento cuando aún es joven. Puede durar más de un año con una sola rama. Pero cuando llega su etapa de crecimiento se acelera, pudiendo llegar hasta los 10 pies de altura.

Lo mejor es que se trata de una planta de fácil cuidado, resistente a temperaturas diversas -especialmente templadas o cálidas- y aunque  como todas plantas requiere cuidados, no es la especie más exigente.

El tronco de la zamia, muchas veces imperceptible, conserva una cantidad agua que le permite soportar tiempos de sequía y mucho calor sin sufrir daños importantes.

En peligro. Desafortunadamente, la zamia es una planta propensa a extinguirse, según asegura un artículo del periódico colombiano “ElMundo.com”, quien señala la destrucción del hábitat de la planta como la primera causa.

“La mayoría de estas plantas se encuentran en peligro de extinción porque los bosques donde crecen están siendo deforestados y afectados por la expansión de la frontera agrícola. Igualmente, son especies altamente codiciadas como plantas ornamentales por muchos coleccionistas en Europa y Estados Unidos, que pagan altas sumas de dinero por las cycadas más raras, como las de Colombia, ya que en el país no son tan populares”, asegura el artículo.

Estas plantas son consideradas fósiles vivientes que llevan más de dos millones de años en la tierra, resistiendo desde antes de la desaparición de los dinosaurios. 

Las claves

1. Agua

La zamia no debe ser regada excesivamente. Vierta de 1 a 3 vasos cada 1 o 2 semanas, esperando que el suelo se seque entre cada regadura. Procure que la planta drene bien, no dejando el platillo bajo el tarro cuando riegue, para evitar la proliferación de hongos

2.  Otros mantenimientos

Puede mantenerla de sombra parcial a pleno sol. Si alguna vez va a trasplantarla, tenga cuidado con las pequeñas raíces, importantes para la absorción de agua.

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