Casi todas las calles de los sectores San Carlos y Villa Francisca son intransitables debido al deterioro causado por las zanjas abiertas para colocar tuberías para agua potable y por la erosión provocada por el cúmulo de aguas residuales.
Entres otras calles en esas pésimas condiciones están la Barahona, Enriquillo, Doctor Betances, Vicente Noble, Caracas, Francisco Henríquez y Carvajal, Juana Saltitopa y Ravelo.
El estado de esas y otras vías complica el tráfico vehicular por esos populosos barrios en que están las paradas de rutas de autobuses y carros a sectores de la capital y de la provincia Santo Domingo.
Durante casi todo el día los tapones se prolongan en el tiempo en algunas de esas calles, sobre todo en la Barahona, la cual es una vía de conexión directa entre la avenida 27 de Febrero y el puente Juan Pablo Duarte.
Un grave peligro. Mientras que en las noches, el tráfico se torna más difícil y peligroso, debido a que esas calles carecen de iluminación, lo que las convirtie en una especie de boca de lobo que aumenta las condiciones favorables a robos y asaltos. De acuerdo con José Adames González, vendedor de comida en la calle Barahona, esas zanjas fueron cavadas a finales del año pasado para soterrar las tuberías de agua, pero continúan abiertas.
En la esquina de esa calle con la Doctor Betances, ésta última de gran tráfico por ser usada como ruta por vehículos del concho que transportan a sectores de la parte norte de la capital, se produce cuando llueve un gran charco y los pozos filtrantes están tapados, generándose el caos en el tráfico.
Según Radhamés Polanco, residente próximo, esa falta de drenaje ha provocado un mayor deterioro de la capa asfáltica.
Moradores de esos sectores deploraron la situación, lamentan que no hayan sido beneficiados con el plan de asfaltado que anunció el Ministerio de Obras Públicas.
Una ironía. Además del deterioro de las calles, esos barrios están arrabalizados, lo que contrasta con la creación del Paseo Comercial Duarte, que consistió en el acondicionamiento de esta avenida, la construcción de casetas para los buhoneros, el remozamiento del parque Enriquillo y el levantamiento del Paseo del Libro de la calle Caracas.
La pobreza en esos lugares, sumada a la desatención estatal, provoca desesperación en sus habitantes, quienes tienen que hacer malabares para sobrevivir. Muchos viven del chiripeo, otros han perdido sus trabajos, cuadro que es agravado por la carencia de soluciones al deterioro de las calles.