MADRID. EFE. Los dos principales candidatos en las elecciones del domingo, el socialista y jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder conservador Mariano Rajoy, protagonizaron ayer un vibrante debate en el que expusieron sus visiones contrapuestas de cómo gobernar España.
A cinco días de los comicios, con las últimas encuestas que indican una tendencia favorable a los socialistas de hasta cuatro puntos, los dos aspirantes repasaron, y chocaron, en una amplio abanico de temas desde el precio de las patatas a la lucha contra ETA, o la gestión de la inmigración.
El debate, en el que se repetía escenario, y prácticamente indumentaria, por parte de los dos contrincantes -trajes oscuros, corbata azul a rayas el candidato socialista, granate, el popular»-, tuvo mayor intensidad y proyección de futuro que el primero, aunque el pasado, en forma de guerra de Irak y atentados del 11 de marzo de 2004, también estuvo presente.
Zapatero, abrió el fuego con una exposición inicial de sus propuestas.
Armado con lo que presentó como El Libro blanco de sus cifras, señaló la creación de dos millones de empleos, la mitad para mujeres, con el objetivo final del pleno empleo y la plena igualdad, en un país que alcance las cuotas de educación que se merece una potencia como España.