Zapateros desgastados darán la espalda a Lula

Zapateros desgastados darán la espalda a Lula

REPORTA JONATHAN WHEATLEY
En las calles de Novo Hamburgo, en el sur de Brasil, el ambiente sobre las elecciones generales del país del domingo es de abatimiento.

 “No sé por quién voy a votar [para presidente]”, dice Magali Becker, una oficinista desempleada cuyo esposo trabaja en la industria de calzado, de la cual depende la economía local. “Definitivamente, no por Lula, porque no ha cumplido lo que prometió. La industria del calzado se cae a pedazos”, agregó.

Aunque las posibilidades de reelección del presidente Luis Inacio Lula da Silva se han visto afectadas durante la última semana por los más recientes de una serie de escándalos de corrupción, sigue siendo el puntero en la carrera presidencial. Pero si la votación fuera solo en Novo Hamburgo, pronto se quedaría sin trabajo.

“Estamos sufriendo increíblemente”, dice Jorge Luis Faccioni, vicepresidente de la Asociación de Comercio e Industria de Novo Hamburgo.

La causa inmediata de quejas es la tasa de cambio. El real brasileño ha avanzado 60% frente al dólar estadounidense desde que Lula da Silva asumió el cargo en enero de 2002. Esto ha erosionado la competitividad de las exportaciones de Brasil y ha vuelto vulnerables  sus productos a las importaciones extranjeras en casa, en particular, de productores de bajo costo emergentes, como China.

Irónicamente, la tasa de cambio es un resultado de un auge en las exportaciones durante los últimos cuatro años. El excedente comercial de Brasil superará los US$40 millardos (£21 millardos; _32 millardos) este año, por segundo año consecutivo. Pero, de manera creciente, las exportaciones están empezando a estar impulsadas por la demanda -de China y otras economías de rápido crecimiento- de materias primas, como mena de hierro con poco o ningún valor agregado.

El impacto en la industria manufacturera es potencialmente devastador. “Estamos destruyendo nuestras industrias de valor agregado”, dice el señor Faccioni. “Si no encontramos una solución, veremos la des-industrialización de Brasil”.

Esto resulta particularmente decepcionante para la industria del calzado, porque los fabricantes de zapatos de Brasil están entre los más avanzados tecnológicamente del mundo. Las compañías invirtieron abundantemente en la modernización durante la última década y muchos han reubicado parte de su producción en zonas menos desarrolladas del país, como el nordeste brasileño, para ahorrar en costos por trabajo.

Sin embargo, esos esfuerzos se han visto desgastados por la tasa de cambio. La exportación de calzado cayó de 212 millones de pares en 2004 a 189 millones en 2005. De enero a agosto de este año las exportaciones cayeron 11%, del nivel del año pasado.

Muchos participantes de la industria están exigiendo una acción directa sobre la tasa de cambio, bien en forma de controles al capital sobre el dinero a corto plazo que entra en Brasil, para aprovechar sus muy altas tasas de interés, o mediante la intervención del banco central en el mercado de cambio.

Cuando el real resbaló de su pico de R$2.06 por dólar estadounidenses a R$2.37 durante dos semanas en mayo (cuando los inversionistas temían un alza en las tasas de interés de EEUU), el banco central intervino rápidamente. Dicen los críticos que el gobierno se siente bien dejando actuar a las fuerzas del mercado, cuando fortalecen el real, puesto que esto ayuda a combatir la inflación, pero se niega a actuar contra un real fuerte, en defensa de las exportaciones y el empleo.

 “Brasil se volverá un país de simples comerciantes y consumidores”, dice Luciane Bondan Schorr, gerente administrativo de Himaco, una compañía de Novo Hamburgo que produce máquinas de inyección de plástico, originalmente para la industria del calzado, pero ahora para una serie de manufactureros.

La compañía fue capaz de competir al principio contra las máquinas importadas, al reducir los costos y modernizarse. Pero en los dos últimos años, los clientes de Himaco han dejado de comprar maquinaria y están importando partes terminadas de plástico de China, algo contra lo que no puede competir Himaco.

Sin embargo, hasta los manufactureros de Himaco ven la medida que ellos desean sobre la tasa de cambio como una acción para tapar un hueco. No sería imposible vivir con la  tasa de cambio, pero no se trata de un factor aislado”, dice Rogerio Dreyer, director de Abicalçados, la asociación nacional de la industria del calzado.

Dicen que los fabricantes lo que más sufren es la ineficacia de la economía que requiere acciones a largo plazo: la alta carga de impuestos, el alto costo de capital, pobre infraestructura, burocracia, etc.

Para hacer frente a problemas como estos -y en esto está de acuerdo la mayoría de los economistas-, se requiere recortes en el gasto políticamente difíciles al nivel federal, con el fin de reducir la carga fiscal y liberar dinero para invertir en infraestructura.

Este es el por qué, dice Dreyer, el gobierno no ha logrado satisfacer, y por lo cual los habitantes de Novo Hamburgo votarán por la oposición el domingo.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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