Zaqueo fue un ladrón arrepentido

Zaqueo fue un ladrón arrepentido

Ubi Rivas.

Zaqueo fue un recaudador de impuesto (publicano), de Jericó, en los tiempos en que Jesucristo predicaba el propósito de Jehová para redimir a los hombres a través suyo, del pecado original incurrido por la primera pareja de Adán y Eva.
No pocos de esos funcionarios especulan siempre en el desempeño de sus atribuciones, sobrepasando los cobros y guardando para sí la diferencia, que ahora se define como la coima por debajo de la mesa.
Zaqueo incurría en ese dolo, y cuando Jesucristo ingresó a Jericó el día antes de desfilar por Jerusalén en un pollino prestado porque nunca dispuso de uno, ni de un techo, ni una compañera, aunque José Saramago disiente en su obra El Evangelio según Jesucristo y especula que María Magdalena era su amante, Zaqueo corría junto a la muchedumbre detrás del Mesías.
Zaqueo pudo ser un motivo de Diego Velásquez captando un menino, como las femeninas que pintó, porque Zaqueo era un enano, y como quería ver a Jesucristo y no podía por la multitud que se arremolinaba junto al Mesías, decidió treparse a un sicómoro, y así contempló a Jesucristo, que le instó:
“Zaqueo, date prisa y baja, porque hoy tengo que quedarme en tu casa”, (Lucas 19:15), y Zaqueo se apresuró a descender del sicómoro y corrió a su casa a preparar la última cena del Nazareno, pero los acompañantes de Jesucristo murmuraron su decisión por tratarse de un recaudador de impuestos, ricachón, tenidos por corruptos.
Zaqueo reaccionó ante la acusación prometiendo devolver la mitad de sus bienes y hasta el cuádruplo a los que esquilmó (Lucas 19:8). A confesión de partes, relevo de pruebas. Admitiendo Zaqueo la exacción que incurría a los contribuyentes, Jesús lo perdonó (Lucas 19:9)
Zaqueo es etimología de zaqueador.

Publicaciones Relacionadas